La princesa Ana: El legado y compromiso de una royal trabajadora
La princesa Ana, a pesar de ocupar un distante decimosexto lugar en la línea de sucesión al trono británico, ha desempeñado un papel fundamental en la monarquía. Como única hija de la reina Isabel II y la segunda mayor de los cuatro hermanos, su presencia ha sido constante y esencial, especialmente durante el período de luto ceremonial tras el fallecimiento de su madre. Pero, ¿quién es realmente la princesa Ana y por qué ha sido apodada la “princesa pirata”?
Durante el largo adiós a Isabel II, la princesa Ana asumió la destacada responsabilidad de escoltar el ataúd de su madre en su viaje desde Balmoral, en Escocia, hasta Londres. Esta labor simbolizaba el compromiso inquebrantable de Ana con la tradición, un papel similar al que desempeñó la reina Isabel cuando acompañó el féretro de su propio padre, Jorge VI, en 1952.
A sus 72 años, la princesa Ana ha demostrado ser incansable. En 2021, completó 387 compromisos oficiales, superando incluso al actual príncipe de Gales, que cumplió 385. Esta dedicación ha sido crucial en la monarquía, especialmente ante los problemas de salud de la reina en los últimos años de su reinado. Sin embargo, a pesar de su extensa agenda, Ana ha evitado los focos mediáticos, algo que agradece profundamente. Prefiere trabajar en silencio, sin la atención excesiva de la prensa.
Desde 1970, la princesa Ana ha representado a más de 300 organizaciones benéficas. Es directora de Save the Children en el Reino Unido, y durante la pandemia, incluso visitó lugares de pruebas rápidas de COVID-19. Su compromiso con estas causas es firme y discreto, reflejando su carácter fuerte y directo, una cualidad que heredó de su padre, Felipe de Edimburgo.
La valentía de la princesa Ana quedó demostrada en 1974, cuando un asaltante intentó secuestrarla apuntándole con un arma. Sin perder la calma, se negó a obedecer y respondió con frialdad: “Creo que este plan no le va a funcionar”. Su personalidad austera y decidida ha contribuido a su fama de ser poco complaciente con las multitudes y los medios, prefiriendo llevar a cabo sus tareas con eficiencia y sin alboroto.
Aunque no se preocupa demasiado por la moda, Ana ha dejado una marca en la historia deportiva. En 1971, ganó el campeonato europeo de concurso completo de equitación y participó en los Juegos Olímpicos de 1972, donde conoció a su primer esposo, Mark Phillips, con quien tuvo dos hijos: Peter y Zara. Tras su divorcio en 1992, encontró estabilidad en su matrimonio con Timothy Laurence, oficial de la Marina.
En términos militares, Ana ha roto barreras significativas. Fue la primera mujer en ocupar el cargo de capitán general de los Royal Marines, un título históricamente reservado para hombres. Además, ostenta rangos honorarios como almirante de la Royal Navy y mariscal en jefe de la Royal Air Force, supervisando varios regimientos.
A pesar de los cambios en la monarquía, con Carlos III ahora como rey y una familia real en transformación, la princesa Ana sigue siendo un pilar de estabilidad. Es probable que asuma más tareas benéficas y continúe trabajando incansablemente, manteniendo su enfoque en servir al país y a la Corona, sin buscar protagonismo, pero dejando un legado indiscutible de dedicación y compromiso.