Victoria, una chica embarazada con sueños de un futuro y esperanzas de una vida feliz, decidió pasar el día al aire libre y caminar por el hermoso bosque que siempre la había atraído por su belleza y tranquilidad. A su alrededor, los árboles altos se elevaban hacia el cielo y el canto de los pájaros llenaba el aire con las melodías de la naturaleza. Ella disfrutaba de cada momento, permitiéndose soñar con el día en que pronto sería madre, abrazando a su bebé y caminando juntas por ese bosque.
Pero de repente, su momento de paz se vio interrumpido. Dos hombres borrachos aparecieron de detrás de los árboles, amenazándola con palabras groseras y gestos agresivos. Victoria sintió cómo el miedo invadía su corazón y, de inmediato, su mundo se desplomó. Intentó defenderse, pero sus opciones eran limitadas: estaba embarazada y no podía hacer frente a esos atacantes decididos. Ellos la arrastraron hacia el interior del bosque, riendo y amenazando, mientras sus pensamientos corrían entre el temor por su vida y la preocupación por el futuro de su hijo.
Con cada segundo que pasaba, la situación se volvía más peligrosa, y Victoria sintió cómo la esperanza de un día tranquilo se desvanecía, dejando solo pánico y desesperación. Justo en el momento en que parecía que todo estaba perdido, un sonido ensordecedor resonó desde el bosque, haciendo que Victoria se sintiera sorprendida. De repente, un lobo apareció de entre los árboles. Al escuchar el grito de Victoria, el lobo sintió su miedo y preocupación, y su instinto protector se activó al instante, decidiendo intervenir para salvarla. El lobo se puso frente a los hombres, mostrando su ira y determinación para proteger a la joven indefensa. Sus ojos brillaban en la penumbra, y dejó escapar un rugido amenazante que resonó en todo el bosque como un trueno. Los atacantes, al ver la fuerza y la determinación del lobo, se quedaron paralizados y comenzaron a retroceder, su confianza desvaneciéndose.
Victoria, sintiendo cómo el miedo comenzaba a disminuir y la esperanza comenzaba a reemplazarlo, se dio cuenta de que ahora estaba a salvo. Miró al lobo, que se había convertido en su protector, y un profundo sentimiento de gratitud nació en su corazón por haber llegado a tiempo para salvarla. En ese momento, los voluntarios del equipo de protección del bosque, al oír los gritos, llegaron rápidamente al lugar. Evaluaron la situación y vieron cómo el lobo protegía a Victoria. Los hombres, al ver a los aldeanos aterrados, huyeron, dejando a la joven sola. El lobo, asegurándose de que Victoria estuviera a salvo, se retiró lentamente al bosque, como si supiera que su misión había terminado.
Los voluntarios se acercaron a Victoria, la ayudaron a calmarse y la llevaron al hospital más cercano. Allí, debido al estrés, Victoria comenzó a entrar en trabajo de parto. Con cada minuto, el miedo y la tensión se transformaban en emoción y alegría. Victoria dio a luz a un bebé sano y, al verlo por primera vez, su corazón se llenó de amor y orgullo. Decidió llamar a su hijo Víctor, un nombre que simboliza la fuerza y el coraje.
Esta historia nos recuerda el poder de la bondad y la protección, que incluso en los momentos más oscuros, siempre aparece alguien para protegernos. Victoria sabía que su hijo crecería en un mundo donde el bien siempre prevalecerá sobre el mal.
