Jorge Rivero, uno de los actores más icónicos del cine mexicano, sigue siendo recordado por su gran talento, carisma y su presencia imponente en la pantalla. Nacido en Guadalajara, Jalisco, el 24 de junio de 1938, Rivero tuvo una carrera prolífica en la industria del cine y la televisión durante las décadas de 1960, 1970 y 1980, convirtiéndose en uno de los galanes más deseados de la época. Aunque hoy en día su nombre ya no se escucha con la misma frecuencia en las pantallas, su legado perdura entre los fanáticos del cine mexicano y de la televisión.

Su vida comenzó en un ambiente familiar modesto, pero pronto mostró una pasión por los deportes y el culturismo. A lo largo de su adolescencia, se destacó en disciplinas como el waterpolo y la natación, representando a México en los Juegos Panamericanos. Su destreza física le abrió las puertas al cine, donde debutó a los 20 años en la película El asesino invisible en 1964. A partir de ahí, su carrera comenzó a despegar con una serie de películas, muchas de ellas dentro del género de luchadores, en un México donde ese tipo de cintas gozaba de gran popularidad.

Sin embargo, fue en 1972 cuando Rivero dio el gran salto a la fama al unirse al elenco de El Chavo del Ocho de Roberto Gómez Bolaños, un programa que se convirtió en un fenómeno cultural. En este programa, Rivero interpretó al querido Don Ramón, un personaje entrañable que cautivó a millones de espectadores en México y América Latina. Aunque su participación en el programa se redujo a algunos años, su interpretación de Don Ramón marcó un antes y un después en su carrera. La mezcla de humor, ternura y su característico gesto de “no pago la renta” lo convirtió en uno de los personajes más queridos de la televisión.

Tras dejar El Chavo del Ocho en 1979, Jorge Rivero continuó trabajando en películas y telenovelas, colaborando con destacados directores y actores del cine mexicano, como en Los Leones del Ring y Los Leones del Ring, donde mostró su versatilidad en una gran variedad de géneros. En 1981, también participó en El ángel negro, una película que marcó su última colaboración con la actriz española Sandra Mozárt Ausi, quien trágicamente falleció poco después de la filmación. Su colaboración con figuras del cine mexicano y Hollywood le permitió consolidarse como una figura prominente en la industria.

Durante la década de 1990, Rivero se aventuró en la televisión, participando en telenovelas como La chacala, Gabriel y Gabriela, y El manantial. A pesar de su éxito, su vida personal estuvo marcada por altibajos, y en 2008 se retiró de las pantallas para centrarse en su vida privada. Sin embargo, en una entrevista reciente, Rivero reveló que ha reflexionado sobre su carrera y su legado, indicando que la industria cinematográfica mexicana ha cambiado mucho y que, si alguna vez decide regresar, sería para participar en proyectos que reflejen la historia de México o que le permitan trabajar con personas que admire.

La vida de Jorge Rivero estuvo marcada por varios matrimonios, el primero con Irene Janner, con quien tuvo dos hijos, y después con la actriz colombiana Amparo Grisales, quien fue su amor durante ocho años. Además, en 1998, se casó con la empresaria Betty, con quien ha estado durante más de 30 años, consolidando una relación estable y duradera.

Hoy, a los 86 años, Jorge Rivero vive en Los Ángeles, California, donde lleva una vida tranquila. A pesar de haber dejado el mundo del espectáculo, sigue siendo una figura muy querida, y muchos de sus fanáticos lo siguen recordando como uno de los actores más destacados de su generación. Su legado sigue vivo, no solo en el cine, sino también en las memorias de aquellos que crecieron viendo sus películas y telenovelas.

El retiro de Jorge Rivero de la vida pública no le impide seguir siendo un referente de la cultura mexicana. Su vida ha sido un ejemplo de pasión, dedicación y resiliencia. A pesar de los obstáculos que enfrentó en su carrera, siempre mantuvo una actitud humilde y centrada, recordando que su verdadera fortuna era el amor y el respeto de su público.

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