Hablar de Jorge Negrete es hablar de una de las figuras más emblemáticas del cine mexicano, un ícono de la época de oro que dejó una huella imborrable en la cultura de México y América Latina.

Jorge Alberto Negrete Moreno nació el 30 de noviembre de 1911 en Guanajuato, un estado que le dio al mundo a un artista que destacó no solo por su impresionante voz, sino también por su presencia en la pantalla grande y su amor profundo por la cultura de su país. Desde joven, Jorge mostró un talento especial para la música, pero su camino hacia la fama estuvo lleno de giros inesperados.

Creció en un ambiente disciplinado, pues su familia deseaba que tuviera una carrera respetable y estable. En sus primeros años, ingresó en el Heroico Colegio Militar, donde recibió una educación rígida que, aunque no definió su vida, sí le dio una firmeza y determinación que serían notables en su carácter. Pero el destino tenía otros planes para él, y pronto descubrió que su verdadera vocación no estaba en la milicia, sino en la música. Era poseedor de una voz privilegiada, entrenada en el canto operístico, un género que amaba desde niño. En su juventud, Jorge dominaba varios idiomas, entre ellos el alemán y el inglés, y tenía una vasta cultura que impresionaba a quienes lo conocían.

A los 20 años, comenzó a destacar en la radio, donde su voz cautivó al público. Los cantantes de ópera más reconocidos de la época elogiaban su talento, pero el joven Jorge sintió que su destino no estaba en el ámbito operístico, sino en un género que conectara directamente con el alma popular: la música ranchera. Así fue como decidió dejar atrás su sueño de ser cantante de ópera para convertirse en una leyenda de la música vernácula mexicana, un estilo que popularizó a través de sus inolvidables interpretaciones en el cine y la radio.

En 1938, su vida dio un giro inesperado cuando la célebre actriz Sara García, amiga cercana de la familia, lo recomendó para que probara suerte en el cine. Fue en ese mismo año cuando debutó en la pantalla grande con la película La Madrina del Diablo. Desde ese momento, el cine y la música ranchera se convertirían en los vehículos que lo consagrarían como el “Charro Cantor”. Su voz y su personalidad se adaptaron perfectamente a los personajes que interpretó, convirtiéndose en el estereotipo del charro mexicano: un hombre fuerte, gallardo y de noble corazón que defendía la justicia y el honor. Esta imagen lo acompañó durante toda su carrera y lo hizo un ídolo en México y en el extranjero.

En el set de la película Valentina, Jorge conoció a su primera esposa, Elisa Christy, con quien se casó poco después y tuvo a su única hija, Diana Negrete. Sin embargo, el matrimonio solo duró cuatro años y terminó en divorcio. A principios de los años cuarenta, Jorge filmó la exitosa película Ay, Jalisco, no te rajes!, donde compartió créditos con Gloria Marín. El destino los unió en uno de los romances más apasionados y comentados de la época. Durante más de diez años, Jorge y Gloria vivieron una relación marcada por la pasión, pero también por las dificultades. La madre de Jorge, quien tenía una gran influencia sobre él, nunca aprobó la relación, lo que generaba tensiones y rupturas entre la pareja. A pesar de esto, Jorge estaba profundamente enamorado de Gloria, pero su amor no pudo soportar las presiones de su carrera y el descontento de su madre.

Tras su separación de Gloria Marín, la vida le ofreció una nueva oportunidad en el amor con una de las actrices más reconocidas y bellas de México, María Félix. Aunque en un principio tuvieron diferencias cuando filmaron El Peñón de las Ánimas en 1942, diez años después decidieron casarse. La boda, celebrada en la finca de María en Tlalpan, fue todo un acontecimiento social, conocido como “la boda del siglo”. La pareja de dos grandes estrellas del cine mexicano hizo soñar a todos, y se echaron la casa por la ventana en una fiesta memorable. Sin embargo, este matrimonio también estuvo marcado por la tragedia, ya que Jorge Negrete ya estaba gravemente enfermo debido a un padecimiento hepático que había descuidado desde su juventud.

Jorge Negrete dedicó gran parte de su vida al gremio actoral. Fue el fundador de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y su secretario general, posición en la que acumuló grandes satisfacciones, pero también muchas enemistades, siendo Mario Moreno “Cantinflas” uno de sus principales adversarios. María Félix, preocupada por la salud de su esposo, solía decir que la actividad sindical y las disputas internas de la ANDA solo empeoraban su condición. A pesar de su deterioro físico, Jorge continuó trabajando y cantando, sin permitir que la enfermedad lo limitara.

En una de sus últimas actuaciones, Jorge subió al escenario del Million Dollar Theatre en Los Ángeles, desafiando las recomendaciones de sus médicos. Poco después, sufrió una recaída y tuvo que ser hospitalizado. Mientras tanto, María Félix se encontraba en Francia filmando La Bella Otero. Al recibir la noticia de la gravedad de su esposo, María viajó de inmediato para estar a su lado. Se cuenta que, al llegar, le tomó la mano y le susurró al oído: “Aquí estoy, y estaré siempre contigo”. Jorge, aunque ya no podía hablar, la miró con ternura y, al día siguiente, el 6 de diciembre de 1953, falleció a los 42 años.

La noticia de su muerte conmocionó a México y a toda América Latina. Su funeral fue un evento masivo, digno de la leyenda que había sido en vida. Pedro Infante, otro de los grandes ídolos del cine mexicano, encabezó el cortejo fúnebre en su motocicleta, sin saber que, cinco años después, él mismo sería protagonista de una despedida igualmente apoteósica. La voz de Jorge Negrete, su carisma y su amor por México quedaron inmortalizados en sus canciones y películas, y su despedida fue un momento de dolor para el país que tanto amó.

Jorge Negrete fue un hombre que llevó a México en el alma. Su mayor pesar antes de morir fue no poder hacerlo en su tierra natal, a la que tanto representó con su arte. Hoy, su legado sigue vivo, y su imagen es recordada como la del hombre que, con su voz y su presencia, puso en alto el nombre de México. En sus 45 películas y sus múltiples interpretaciones de música ranchera, Jorge dejó una marca indeleble en la historia de la cultura mexicana. Aunque su vida fue corta, su paso por este mundo fue brillante, y su influencia sigue resonando en generaciones que aún encuentran en él una fuente de orgullo y admiración.

Concluye esta historia, un homenaje a Jorge Negrete, el Charro Cantor, un símbolo de México que sigue vivo en la memoria de su gente.