Yolanda Varela, nacida Carmen Yolanda Sainz Reyes en Chihuahua, fue una de las grandes figuras del cine mexicano de la Época de Oro, destacando no solo por su belleza sino también por su talento y carisma. Desde joven, demostró un interés por el arte y el entretenimiento. Inició su formación artística en el ballet, un mundo que le apasionaba y que le permitió desarrollar una gracia y elegancia que más tarde proyectaría en la pantalla grande. Sin embargo, la vida tenía otros planes para ella, y el cine pronto la reclamaría como una de sus estrellas.

A los 16 años, Varela debutó en la película Recuerdos de mi valle, un primer paso que la introduciría en el mundo cinematográfico. Sin embargo, fue en 1953, con la película Dos tipos de cuidado, que su fama alcanzó un nivel nacional. En esta película, compartió la pantalla con dos de los grandes ídolos del cine mexicano: Pedro Infante y Jorge Negrete. La química entre los actores y el talento natural de Yolanda para interpretar su papel hicieron de esta cinta un gran éxito. A través de esta actuación, el público y los críticos se maravillaron de la naturalidad con la que Yolanda se desenvolvía frente a la cámara y de la belleza que la hacía destacar entre las estrellas de la época.

Yolanda Varela se convirtió en una de las actrices más queridas de México, participando en numerosas producciones de gran éxito y compartiendo escenas con artistas icónicos como Germán Valdés “Tin Tan”, Adalberto Martínez “Resortes”, Antonio Espino “Clavillazo”, Luis Aguilar, Ernesto Alonso, Jorge Mistral y Mauricio Garcés, entre otros. Entre sus películas más recordadas está la internacionalmente premiada El niño y el muro, dirigida por Ismael Rodríguez, la cual consolidó aún más su carrera y la llevó a la fama internacional.

Sin embargo, la vida de las estrellas de cine a menudo está rodeada de historias intrigantes y situaciones inesperadas, y la de Yolanda Varela no fue una excepción. En 1952, cuando vivía en la Colonia del Valle en Ciudad de México, tuvo un episodio que dejó a muchos en la industria y en el público en estado de shock. Durante la madrugada del 26 de mayo, mientras dormía plácidamente, un fuerte ruido la despertó. Había sonado un disparo, y una bala había atravesado su ventana, rompiendo las persianas e ingresando a su habitación. Yolanda, aún confundida por el repentino estruendo, se dio cuenta del peligro que acababa de correr.

El incidente causó un gran revuelo en la prensa. Las teorías sobre lo sucedido comenzaron a circular, con algunos diarios especulando que podría tratarse de un acto de celos o de un admirador despechado, ya que la actriz había capturado la atención de muchos pretendientes en aquellos días. Sin embargo, Varela estaba completamente enfocada en su carrera artística y no deseaba involucrarse en relaciones amorosas. El hecho de haber rechazado a varios de sus admiradores generó rumores de que la bala podría haber sido disparada por uno de estos pretendientes, quienes, según se decía, habrían actuado en un acto de despecho.

Las investigaciones indicaron que el disparo provenía de un jacalón ubicado frente a su casa en la calle Adolfo Prieto, lo que hizo pensar que el tirador pudo haber tenido intención de herirla. A pesar de las investigaciones policiales, los detectives no lograron aclarar el motivo del incidente. La policía especuló que podría tratarse simplemente de una bala perdida disparada por alguien bajo los efectos del alcohol o, en el peor de los casos, por alguien que deseaba hacerle daño a la actriz.

Un detalle curioso del incidente fue que, minutos antes de que ocurriera, Yolanda había sido despertada por una de las empleadas domésticas, quien le avisó que una amiga deseaba hablarle por teléfono. Yolanda acudió al aparato telefónico y, al contestar, se dio cuenta de que la llamada había sido colgada. La actriz regresó a su habitación para dormir, y poco después ocurrió el disparo. Esta situación hizo que la familia de Yolanda sospechara que el incidente podría haber sido planeado, y que alguien, de manera siniestra, quiso apartarla de la ventana y luego atentar contra su vida. La coincidencia de la llamada telefónica antes del disparo añadió un toque de misterio a todo el suceso.

Este episodio mantuvo a Yolanda y a su familia en un estado de nerviosismo durante varios días, ya que temían que un ataque similar pudiera repetirse. La actriz estaba rodeada de familiares y amigos que la querían, lo que hacía difícil pensar que alguien tuviera motivos para querer hacerle daño. Sin embargo, el hecho de que la bala casi impactara su cabeza, y que estuviera dirigida hacia donde ella dormía, hacía pensar en una intención más oscura detrás del suceso.

Yolanda Varela no dejó que este incidente la detuviera y continuó su carrera en el cine. A pesar del temor y la incertidumbre, su fuerza y determinación la llevaron a seguir brillando en los escenarios y en los sets fílmicos. La policía nunca logró identificar al responsable del disparo, y el caso quedó sin resolver, envuelto en un misterio que persiste hasta el día de hoy.

A lo largo de los años, Yolanda Varela se consolidó como una de las grandes estrellas de la pantalla mexicana, y su legado permanece en el corazón del público que la recuerda con cariño.