La Dinastía Reina: Un Legado Musical Marcado por el Talento y la Tragedia
En la música regional mexicana, pocas familias han dejado una huella tan profunda como la familia Reina. Esta dinastía, encabezada por Cornelio Reyna, su hijo Cornelio Reyna Jr. y su nieto Cornelio Reyna III, ha cautivado a generaciones con su talento musical, pero también ha sido testigo de tragedias que han marcado su historia. Desde sus humildes comienzos en Coahuila hasta convertirse en íconos de la música norteña y mariachi, su legado se extiende más allá de las fronteras de México, influyendo en la música tejana y norteamericana.
Cornelio Reyna nació en el rancho Notillas, en el municipio de Parras, Coahuila. Proveniente de una familia humilde, su infancia estuvo marcada por el trabajo arduo y las limitaciones económicas típicas del México rural de mediados del siglo XX. Sin embargo, desde joven mostró un interés especial por la música, heredando de su padre el talento para tocar instrumentos. Tras mudarse a Monterrey y luego a Reynosa, Tamaulipas, Cornelio trabajó como albañil mientras seguía su sueño musical.
A los 16 años, comenzó a tocar el bajo sexto, un instrumento que se convertiría en su sello distintivo. En 1957, formó el dueto Carta Blanca con Juan Peña, tocando en bares locales. Sin embargo, su verdadera oportunidad llegó cuando Ramón Ayala, un joven acordeonista con gran destreza, se unió al dueto. Juntos, decidieron renombrar el grupo como Los Relámpagos del Norte, marcando el inicio de una de las etapas más importantes en la música norteña.
La química entre Cornelio Reyna y Ramón Ayala revolucionó la música norteña. Sus melodías distintivas, combinadas con letras emotivas, conectaron profundamente con el público. Canciones como Ya no llores, Hay ojitos, Mi tesoro y Capullito de rosa se convirtieron en himnos. El grupo no solo tuvo éxito en México, sino que también conquistó el Valle de Texas, influyendo en la música tejana.
En 1963, firmaron su primer contrato discográfico con Bego Records, consolidando su carrera con una serie de éxitos. Sin embargo, en 1971, ambos artistas decidieron tomar caminos separados. Cornelio se mudó a la Ciudad de México, donde comenzó una fructífera carrera en solitario, explorando géneros como el mariachi.
La carrera de Cornelio como solista alcanzó nuevas alturas con la canción Me caí de la nube, que se convirtió en un éxito rotundo. Esto le permitió explorar la actuación, participando en películas donde interpretaba sus propias composiciones. Grabó más de 60 álbumes y protagonizó alrededor de 30 películas, consolidándose como un ícono tanto en la música norteña como en el mariachi.
A pesar de su éxito, Cornelio enfrentó desafíos significativos a medida que la industria evolucionaba. La llegada de nuevos talentos y el dominio de figuras como Vicente Fernández y Antonio Aguilar representaron una dura competencia. Sin embargo, su legado permaneció intacto gracias a su dedicación y su conexión con el público.
Cornelio Reyna falleció el 22 de enero de 1997 debido a complicaciones de una úlcera estomacal. Su muerte fue un golpe devastador para sus seguidores y para la música regional mexicana. Tras su fallecimiento, su legado fue honrado con numerosos tributos, incluyendo una efigie en la Plaza Garibaldi de la Ciudad de México y el nombramiento de una calle en Reynosa en su honor. Además, en 1998, fue incluido en el Salón de la Fama de San Antonio, Texas.
Alberto Reyna, conocido artísticamente como Cornelio Reyna Jr., dedicó su vida a preservar el legado de su padre. Desde una edad temprana, mostró un gran talento musical, grabando canciones y participando en eventos escolares. Su carrera en solitario comenzó en la década de 1990, lanzando álbumes que combinaban géneros como el mariachi y la banda sinaloense.
Cornelio Reyna Jr. también enfrentó desafíos personales, incluyendo la muerte de su padre, que marcó un punto de inflexión en su vida. A pesar de esto, continuó trabajando en la música, grabando un total de siete álbumes. Sin embargo, su vida fue truncada por un paro respiratorio en 2011, a la edad de 50 años.
La tercera generación de la dinastía Reyna está representada por Cornelio Reyna III, nieto de Cornelio Reyna e hijo de Cornelio Reyna Jr. Nacido en 1983, creció inmerso en la música, influenciado por las composiciones de su abuelo y las actuaciones de su padre. Aunque inicialmente se enfocó en su educación, decidió seguir los pasos de su familia después de la muerte de su padre.
Cornelio Reyna III lanzó su primer álbum en 2016, titulado Homenaje a dos grandes, en honor a su abuelo y su padre. Su segundo álbum, De ayer a hoy, incluyó canciones de ambos, así como composiciones propias. Actualmente, promociona su tercer álbum, La misma camisa, que refleja su evolución artística y su compromiso con la música norteña.
La familia Reyna ha dejado una marca imborrable en la música regional mexicana. Desde las humildes raíces de Cornelio Reyna hasta los logros de su nieto, su legado se mantiene vivo en las canciones y en los corazones de sus seguidores. Su historia es un testimonio de talento, pasión y dedicación, pero también de los sacrificios y desafíos que enfrentaron en su camino.
A través de generaciones, la dinastía Reyna ha demostrado que la música no solo es un arte, sino un puente que conecta a las personas, preservando las tradiciones y creando nuevas expresiones culturales. Aunque la tragedia ha marcado su historia, su influencia sigue resonando, inspirando a nuevas generaciones de artistas y aficionados a la música regional mexicana.