!EXCLUSIVO, ¡MEGA OPERATIVO del HARFUCH con 10 CAMIONETAS de GUERRA en BUSQUEDA del CJNG en GÚZMAN!

La Noche que Ciudad Guzmán Se Convirtió en Zona de Guerra: Un Ajuste de Cuentas Pendiente

Ciudad Guzmán, Jalisco amaneció convertida en un escenario apocalíptico: helicópteros de la Sedena surcando el cielo, vehículos blindados de la Guardia Nacional patrullando las calles. Una operación de alto impacto que, como era de esperarse, no pasó desapercibida. Pero la pregunta que resonaba en cada rincón era: ¿qué demonios había sucedido?

La madrugada se transformó en el telón de fondo de una cacería de alto nivel. El gobierno federal, con la mira puesta en un pez gordo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), un operador clave en el movimiento de sicarios, drogas y dinero. Pero el cártel, como era previsible, no cedería terreno sin dar batalla. Lo que se planeó como una captura quirúrgica se desbordó en un caos absoluto: explosiones ensordecedoras, ráfagas de alto calibre y barricadas improvisadas con autos envueltos en llamas. En medio de este infierno, la población civil, atrapada en la incertidumbre, sin saber si buscar refugio o escapar desesperadamente. Una vez más, la violencia entre el gobierno y el narcotráfico convertía a los civiles en daños colaterales.

Pero aquí radica la interrogante crucial: ¿fue exitosa la operación? ¿Lograron capturar al objetivo primordial o solo dejaron una estela de destrucción y caos a su paso? ¿El CJNG responderá con una escalada de violencia aún mayor? ¿Será este el principio del fin del cártel o el preludio de una guerra aún más brutal? Analizaremos a fondo cada detalle de esta operación y sus posibles consecuencias, porque en la guerra contra el narco, nada concluye con un solo golpe. Si creías que las balaceras en México solo eran cosa de videojuegos, Ciudad Guzmán te demostró lo contrario.

El Operativo Relámpago: Una Incursión a Sangre y Fuego en el Corazón del CJNG

Todo comenzó en la oscuridad de la madrugada, cuando elementos de la Sedena, la Guardia Nacional y fuerzas especiales, a bordo de diez camionetas blindadas, helicópteros artillados y un nutrido contingente de tropas de élite, irrumpieron en Ciudad Guzmán para sorprender al CJNG en su propio feudo. La estrategia no era improvisada, sino una cacería meticulosamente planeada, destinada a desmantelar una de las estructuras más sólidas del cártel en la región. Sin embargo, como suele suceder en estas historias, los planes no siempre se materializan como se esperan.

La madrugada avanzaba, sumiendo a la ciudad en un silencio sepulcral, hasta que el rugido de los motores de los Black Hawk rompió la quietud del cielo. Desde las alturas, las aeronaves iluminaban las calles con sus potentes reflectores, destrozando la calma con un estruendo aterrador. En tierra, las camionetas blindadas irrumpían en la ciudad a toda velocidad, seguidas por convoyes de unidades tácticas desplegándose en puntos estratégicos. Cada movimiento, calculado al milímetro. Las fuerzas de élite contaban con ubicaciones precisas de casas de seguridad, centros de operaciones y posibles rutas de escape del CJNG. Pero aquí surge el detalle inesperado: el cártel estaba preparado. ¿Por pura suerte o por una filtración interna dentro del gobierno? Siendo honestos, no sería la primera vez.

Los sicarios respondieron con una ferocidad inusitada. Desde los techos y ventanas de las casas de seguridad, desataron ráfagas de alto calibre contra las fuerzas federales. Las primeras camionetas blindadas fueron alcanzadas por impactos de AK-47 y Barrett calibre 50, obligando a las tropas a replantear su estrategia en cuestión de segundos. A pesar de ello, el ejército no llegó a la fiesta con las manos vacías. Los helicópteros desplegaron fuego aéreo, neutralizando varias posiciones enemigas. Simultáneamente, las tropas derribaban puertas y entraban con tácticas de asalto, enfrentándose cara a cara con los sicarios, quienes resistían con granadas y fusiles de asalto. Las calles de Ciudad Guzmán se transformaron en un campo de batalla improvisado, donde las balas, el fuego y las explosiones sembraron el caos.

La Respuesta del Cártel: Una Defensa Desesperada y Bien Orquestada

El CJNG no es un grupo de criminales improvisados, no son simples pistoleros de bajo rango que huyen al primer disparo. Se trata de una organización que opera con tácticas paramilitares, con un entrenamiento que, en muchas ocasiones, supera al de algunas fuerzas policiales, y con una cadena de mando que permite reacciones rápidas ante situaciones de emergencia. Al percatarse de que el gobierno no se detendría, activaron su plan de contención.

Su primera acción fue crear una barrera de fuego y destrucción. Incendiaron vehículos en avenidas clave, formando bloqueos improvisados para frenar el avance de los convoyes militares. En cuestión de minutos, tráileres y automóviles en llamas transformaron las calles en un laberinto de humo negro y escombros. Pero esto solo fue el comienzo. Sicarios apostados en distintos puntos de la ciudad comenzaron a disparar ráfagas de alto calibre desde posiciones estratégicas, obligando al ejército a moverse con cautela. Desde los techos de casas de seguridad y negocios abandonados, francotiradores del CJNG apuntaban directamente a los convoyes blindados de la Guardia Nacional. En medio del caos, el cártel movilizó refuerzos. Sicarios armados con fusiles Barret, ametralladoras FN Minimi y lanzagranadas llegaron a la zona para apoyar la resistencia, disparando desde camionetas blindadas y techos elevados.

Para el gobierno, la sorpresa fue mayúscula. No esperaban una respuesta tan rápida y coordinada. Los soldados se vieron obligados a reagruparse, tomando posiciones defensivas, mientras los helicópteros Black Hawk sobrevolaban en círculos, disparando desde el aire para intentar romper la ofensiva de los sicarios. Desde las radios del ejército, se escuchaban las órdenes desesperadas de los comandantes, intentando reorganizar la ofensiva en medio del caos. Los habitantes de Ciudad Guzmán despertaron en medio de un infierno. Las calles se habían convertido en un campo de batalla improvisado, con el sonido de los disparos rebotando entre los edificios y las explosiones sacudiendo el pavimento. Los civiles se refugiaron en sus hogares, sin saber si permanecer quietos o intentar huir. Algunos lograron grabar el enfrentamiento desde sus ventanas, dejando constancia de la batalla entre el crimen organizado y el Estado.

Un Golpe Duro, Pero No Mortal: El Operativo Incompleto y sus Consecuencias

A pesar de la feroz resistencia del CJNG, el ejército contaba con la ventaja táctica y tecnológica. Con el apoyo aéreo y la potencia de fuego de las unidades blindadas, poco a poco fueron neutralizando los puntos clave de la ciudad. Pero para ese entonces, el daño ya estaba hecho. El CJNG había resistido lo suficiente como para demostrar que el gobierno no tenía el control total de la situación. Y aunque el ejército avanzaba, el cártel ya estaba preparando su siguiente movimiento.

Cuando el humo comenzó a disiparse, Ciudad Guzmán lucía irreconocible. Autos calcinados, calles marcadas por impactos de bala y casas de seguridad destrozadas por el fuego de artillería. El saldo de la operación era contundente: varios sicarios abatidos (aunque el número exacto no ha sido confirmado oficialmente) y múltiples detenidos, incluyendo operadores clave del CJNG en la zona. Sin embargo, el principal objetivo se había esfumado. Sí, se les escapó de alguna manera en medio del caos. Las primeras investigaciones apuntan a que huyó hacia las zonas serranas cercanas a Ciudad Guzmán, aprovechando el pánico del momento. Algunos testigos aseguran haber visto camionetas blindadas saliendo a toda velocidad por caminos de terracería mientras las tropas aún combatían en la ciudad.

Un golpe fuerte para el cártel, sí, pero sin la captura del objetivo principal, el operativo se sentía incompleto. La cacería continúa, el gobierno ha bloqueado todas las salidas. La fuga del objetivo no sería tolerada. Por ello, en cuestión de horas, el gobierno tomó nuevas medidas para impedir que huyera más lejos. Las carreteras principales fueron bloqueadas con retenes militares, se reforzó la seguridad en municipios cercanos como Zapotlán el Grande, Sayula y Tuxpan. Helicópteros y drones comenzaron a patrullar las zonas montañosas en busca de pistas. A pesar de ello, hasta el momento no hay noticias de su paradero.

¿Una victoria incompleta? En los informes oficiales, el gobierno la proclama como una gran victoria. Y en parte lo fue. Se logró desarticular una célula importante, se eliminaron sicarios y se envió un mensaje claro al CJNG. Pero en el fondo, el operativo quedó a medias. La pregunta sigue resonando en el aire: ¿dónde está el objetivo? Lo único seguro es que el CJNG no se quedaría de brazos cruzados. Si el gobierno pensaba que con esta operación habían acabado con la resistencia del cártel, se avecinaba un duro despertar. Si creían que el CJNG se quedaría llorando en la esquina después del golpe, es que no conocen a esta gente.

El Contraataque del CJNG: Fuego, Caos y una Humillación para el Gobierno

La respuesta del cártel fue inmediata y brutal. Apenas unas horas después del operativo en Ciudad Guzmán, cuando el humo de los enfrentamientos aún flotaba sobre las calles y los militares aseguraban la zona, el verdadero contraataque comenzó. Lo que en un inicio parecía una victoria del gobierno, rápidamente se convirtió en un infierno. Las primeras señales llegaron con bloqueos y vehículos incendiados en Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco. No pasó mucho tiempo antes de que las calles se llenaran de fuego y el caos se apoderara de Jalisco. El CJNG demostró, una vez más, que su estructura no depende de una sola cabeza y que su capacidad de respuesta es inmediata.

El CJNG tiene una regla inquebrantable: si los atacan, ellos responden con todo. En cuestión de minutos, sus células operativas en diferentes partes del estado comenzaron a movilizarse. El objetivo era claro: sembrar el terror, demostrar su poder y hacerle entender al gobierno que no pueden atacarlos sin esperar una represalia. Los reportes comenzaron a llover: incendios en carreteras y avenidas principales en distintos puntos de Guadalajara y Zapopan. Comandos del CJNG detuvieron vehículos al azar, obligaron a los conductores a descender y les prendieron fuego. Los automóviles en llamas se convirtieron en barricadas improvisadas para obstaculizar la movilidad de las fuerzas federales. Camionetas y tráileres fueron atravesados en avenidas clave, generando un caos vial que dificultó la respuesta de las autoridades. El cártel sabía que si lograban paralizar la ciudad, cualquier intento de persecución sería prácticamente imposible. La policía local se vio completamente rebasada. No se trataba de un ataque aislado en un punto específico, sino de una ola de violencia sincronizada y estratégicamente planeada.

Atentados Selectivos: El Mensaje Escalofriante del CJNG

El CJNG no solo quería generar caos, también quería hacer sentir su poder. Por ello, no solo quemaron carros y cerraron carreteras, sino que llevaron a cabo ataques dirigidos contra objetivos estratégicos. En Tlaquepaque, un convoy de sicarios emboscó a una patrulla de la Guardia Nacional. El ataque fue directo y sin piedad. Las ráfagas de fusiles de asalto perforaron el blindaje de la patrulla. La persecución terminó con una balacera en plena vía pública. Cuando el humo se disipó, varios agentes estaban heridos y cuatro sicarios habían sido abatidos. Pero eso fue solo el comienzo. En Tepatitlán, el CJNG llevó las cosas a otro nivel: secuestraron a un comandante de la Policía Estatal. Hasta ahora, su paradero sigue siendo un misterio. No hay exigencias, no hay videos, no hay mensajes. Solo un vacío que deja claro que el CJNG tiene la capacidad de desaparecer a cualquiera que interfiera en su camino.

Y luego vino el golpe más brutal: Zapotlanejo. La emboscada que hizo temblar al ejército. Más de 50 sicarios armados hasta los dientes con fusiles Barret calibre 50, lanzagranadas y drones explosivos atacaron un convoy militar en plena carretera. Sí, drones explosivos. No estamos hablando de una película de acción, esto pasó en la vida real. Los soldados, sorprendidos por la emboscada, intentaron responder, pero el fuego enemigo era abrumador. Por radio, pedían refuerzos desesperadamente. Sus unidades blindadas eran la única defensa entre ellos y la muerte. Los drones enemigos lanzaban explosivos sobre los vehículos oficiales. La balacera se prolongó por más de una hora. Los militares, a pesar de su entrenamiento y equipamiento, se vieron en una situación de clara desventaja. Al final, los refuerzos llegaron y lograron contener el ataque, pero el daño ya estaba hecho. El saldo fue claro: múltiples militares heridos. El CJNG se replegó sin grandes pérdidas. El gobierno sufrió una humillación más en su historial.

Después de esta ola de terror, quedó claro que el CJNG no solo sigue siendo una fuerza dominante en Jalisco, sino que también tiene la capacidad de responder a gran escala. Este no fue un simple ataque impulsivo. Todo estaba perfectamente coordinado. Mientras el gobierno celebraba su operativo en Ciudad Guzmán, el CJNG ya estaba organizando su venganza. Los bloqueos, incendios y atentados fueron sincronizados para maximizar el caos. La emboscada en Zapotlanejo fue una demostración de fuerza contra el ejército. El mensaje fue claro: si nos atacan, les respondemos con el doble de violencia.

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