El legado de Dulce: Una historia de ambición, engaño y una hija en la mira
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La muerte de la cantante mexicana Dulce ha desatado una tormenta de controversias y acusaciones que involucran a su expareja, Francisco Cantú, y a la actriz Ofelia Cano. En el centro de esta tormenta se encuentra Romina, la hija de Dulce, quien se ha convertido en la principal defensora del legado de su madre y en blanco de ataques y extorsiones.
Romina, en una entrevista exclusiva, revela detalles impactantes sobre la relación de su madre con Cantú, un hombre que, según ella, se aprovechó de los anhelos de su madre y de su vulnerabilidad como mujer mayor. La hija de Dulce acusa a Cantú de manipular a su madre con falsas promesas de ciudadanía estadounidense y de intentar quedarse con los derechos de imagen y la biografía de la cantante para lucrar con su nombre.
Ciudadanía falsa y planes siniestros: La trama de Cantú al descubierto
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Según Romina, Cantú le prometió a su madre que, al casarse con él, obtendría la ciudadanía estadounidense de forma casi inmediata, un proceso que en realidad toma años. Además, le aseguró que esa ciudadanía se extendería a Romina y a su esposo, algo completamente imposible. La hija de Dulce sospecha que Cantú tenía planes siniestros para su madre, quien, según sus cálculos, no sobreviviría el tiempo necesario para obtener la ciudadanía.
Pero la ambición de Cantú no se detenía ahí. Romina afirma que él le ofreció dinero a Javier Ceriani, el entrevistador, a cambio de que la arrinconara y le cediera los derechos de imagen de Dulce. El objetivo de Cantú era claro: quedarse con el negocio de su vida, como él mismo lo denominó.
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La traición de Ofelia Cano: De amiga a enemiga

En esta trama de ambición y engaño, la actriz Ofelia Cano juega un papel fundamental. Romina acusa a Cano de traicionar la confianza de su madre y de aliarse con Cantú para difamarla y extorsionarla. Según Romina, Cano guardó audios privados de conversaciones con ella y su madre para utilizarlos en su contra y fabricar pruebas falsas.

La hija de Dulce revela que, incluso mientras su madre se encontraba en el hospital, Cano le envió un mensaje pidiéndole que le rentara un cuarto en su casa porque iba a salirle un trabajo. Este gesto, según Romina, demuestra la falta de escrúpulos de Cano y su interés por aprovecharse de la situación.
El peligro latente: Amenazas y una señal de auxilio

Romina denuncia que ha recibido advertencias de personas cercanas a Cantú y Cano, quienes le han informado que están planeando tenderle una trampa y fabricar evidencia en su contra. Ante esta situación, la hija de Dulce ha decidido hacer responsable a Cantú y a Cano de cualquier cosa que le pueda pasar a ella, a su hijo o a su familia.
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En un momento de la entrevista, Romina realiza una señal de auxilio, un gesto que, según el entrevistador, se utiliza cuando se siente una amenaza real y de verdad. La hija de Dulce teme por su seguridad y la de su familia, especialmente por su hijo de cinco años, quien podría convertirse en el próximo objetivo de Cantú y Cano.
El legado de Dulce en juego: Una batalla por la verdad
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La historia de Dulce y su familia es una historia de ambición, engaño y traición. Pero también es una historia de lucha y resistencia. Romina se ha convertido en la principal defensora del legado de su madre y está dispuesta a enfrentarse a quien sea necesario para protegerlo.
La batalla por la verdad apenas comienza, y el desenlace de esta historia aún es incierto. Sin embargo, una cosa está clara: el legado de Dulce está en juego, y Romina no permitirá que nadie se lo arrebate.

Esta historia, digna de una telenovela, nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de las relaciones humanas y la facilidad con la que la ambición puede corromper los corazones. Nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza y que la verdad, tarde o temprano, siempre sale a la luz.