El magnate Elon Musk ha sorprendido al mundo una vez más, esta vez con la compra de una pequeña ciudad valuada en 35 millones de dólares en Texas. Este proyecto ambicioso no solo representa un lujo arquitectónico, sino que también refleja la peculiar visión de vida familiar del empresario. La ciudad incluye residencias repartidas estratégicamente para las dos madres de sus hijos y sus once descendientes, permitiendo así una dinámica de vida compleja pero organizada.

 

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La propiedad, diseñada en un estilo toscano moderno, cubre una amplia extensión que alberga varias áreas independientes donde las esposas y sus hijos pueden vivir de manera separada, garantizando privacidad y un ambiente ordenado. Musk ha especificado un sistema de horarios que estipula días y momentos específicos para compartir tiempo de calidad con él. Esto le permite gestionar su agenda ocupada y, al mismo tiempo, estar presente en la vida de sus hijos, quienes varían en edades desde bebés hasta adolescentes.

Uno de los aspectos más llamativos de esta ciudad es la previsión de Musk de construir edificios adicionales. Según algunas fuentes, estos espacios están destinados a posibles matrimonios futuros, lo que demuestra su inclinación a planificar para cualquier eventualidad, incluyendo el crecimiento de su familia en términos no convencionales. “Estoy pensando en el legado de mi fortuna”, se ha escuchado decir al fundador de SpaceX, subrayando su intención de asegurar que su descendencia tenga las mejores oportunidades para beneficiarse de su imperio multimillonario.

La estructura familiar de Musk ha estado bajo el ojo público desde hace años. Con 11 hijos de tres relaciones distintas, ha enfrentado desafíos legales y emocionales significativos, especialmente con la cantante Grimes, madre de tres de sus hijos, y Shivon Zilis, ejecutiva de Neuralink y madre de sus gemelos más pequeños. Grimes y Musk han estado envueltos en disputas legales que complican su relación co-parental, mientras que Zilis ha logrado mantener una dinámica más colaborativa con el empresario.

Justine Wilson, la primera esposa de Musk y madre de cinco de sus hijos, ha estado más apartada de las controversias recientes, pero sigue siendo una figura importante en la vida de su prole. Musk ha hecho todo lo posible por mantener a sus hijos conectados, creando un entorno que fomente tanto la convivencia como la independencia.

Además de las dinámicas familiares, la compra de la ciudad en Texas subraya la pasión de Musk por vivir al máximo de sus posibilidades, alineando su vida personal con su visión empresarial. Su ambición no solo se refleja en sus proyectos espaciales y tecnológicos, sino también en la manera en que organiza su hogar, aparentemente tratando de optimizar cada aspecto de su vida.

El multimillonario ha manifestado su deseo de ver a sus hijos crecer rodeados de oportunidades. Aunque su enfoque pueda parecer excéntrico, está claro que busca dejar un legado duradero no solo en sus empresas, sino también en su numerosa familia.