🕘 A los 70 años, aunque tengas ‘dinero extra’, no invites a familiares a tu casa a hacerte un favor

Después del bullicio, lo que queda es el silencio y una sensación de pérdida. ¿Alguna vez has experimentado eso después de una fiesta? Si es así, quizá necesites mirar más profundamente para descubrir una verdad importante.

Cuando tienes más de 70 años, por muy rico que seas, no invites a toda la familia a reuniones grandes en casa. No se trata de ser tacaño, sino de actuar con sabiduría. A esa edad, no necesitas usar banquetes para ganar la aprobación de otros.

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La animación de un banquete no puede comprar sinceridad

Organizar fiestas con familiares puede parecer alegre, pero en realidad puede esconder problemas emocionales. La experiencia de Don García es un ejemplo claro.

Don García comenzó a trabajar desde joven y acumuló una considerable fortuna. Tras su jubilación, le gustaba invitar a sus parientes a celebrar en casa durante las festividades.
Un año, para conmemorar su 70 cumpleaños, organizó una gran fiesta en un restaurante e invitó a unos 50 familiares. Fue un evento lujoso, con platos exquisitos.

Sin embargo, antes de que terminara la fiesta, escuchó a algunos murmurar:
“Don García solo quiere presumir. ¿Cree que tener dinero es todo? Gastó tanto en esta fiesta solo para que lo halaguemos.”

Esas palabras lo entristecieron. Lo que comenzó como un gesto de generosidad se convirtió en motivo de chismes y críticas.

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En redes sociales hay una frase que dice:
“Si invitas a alguien a cenar, sonreirán. Si les dices que no tienes dinero, se alejarán más rápido que al pasar una página.”

Esto también aplica a algunos familiares. Personas que nunca te visitan se vuelven entusiastas cuando escuchan sobre una fiesta. Pero su entusiasmo no siempre es por ti, sino por lo que pueden obtener.

Don López, por ejemplo, tenía un sobrino lejano que rara vez lo visitaba. Pero cada vez que Don López organizaba un banquete, era el primero en llegar.
En una ocasión, Don López quiso aprovechar la fiesta para fortalecer su relación con el sobrino. Sin embargo, este pasó toda la velada en dos cosas: mirar su celular y comer, sin siquiera ofrecer un agradecimiento al anfitrión.

Después de comer, empacó comida y se fue sin despedirse. Este tipo de parentesco no solo es frío, sino también ridículo.

 

 

La verdad sobre las relaciones humanas

La escritora mexicana Rosario Castellanos decía:
“El verdadero cariño no se compra con cenas.”

A medida que envejecemos, entendemos que quienes realmente se preocupan por nosotros no necesitan invitaciones a comer para demostrar su afecto.

Después de los 70 años, es más importante invertir en salud y tranquilidad que en relaciones superficiales.

Como decía Doña Jiménez, una abuela sabia:
“Cuando envejecemos, buscamos paz, no ruido.”

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