Anna Kournikova, los 41 de la tenista más mediática… que no ganó ningún título

El 7 de junio de 1981, Anna Kournikova vino al mundo en Moscú (Rusia). Con tan solo 9 años abandonó su casa para acabar iniciándose en el tenis en Estados Unidos. Llegó a la élite del deporte e incluso ingresó en el Top Ten de la WTA, pero nunca logró ganar un torneo. Eso sí, su impactante físico le convirtió en toda una figura mediática.

Ahí empezó una doble carrera. Del tenis a sus pinitos como modelo. Aunque pronto dejó de lado la raqueta. Kournikova se retiró con tan solo 22 años. Sus molestias en la espalda le impedían mejorar y conseguir resultados, por lo que decidió dar un paso a un lado, tal vez demasiado prematuro.

Sin embargo, logró su mayor victoria gracias a ser una cara conocida en todo el mundo. Comenzó a salir con Enrique Iglesias. En su día, el cantante español y Anna Kournikova fueron una de las parejas más seguidas del planeta. Todos querían una imagen de la pareja junta. Pero, al igual que ahora, se mostraron muy recelosos con su intimidad.

Enrique Iglesias y Anna Kournikova llevan más de dos décadas juntos. Empezaron su noviazgo en 2001 y en la actualidad su unión ha sido bendecida con tres hijos: NicholasLucy y Mary. La extenista ha seguido haciendo algún cameo como modelo, al igual que el español ha continuado con su carrera como cantera.

Lo que se ha mantenido es el recelo en cuanto a su intimidad se refiere. Eso sí, las redes sociales son la ventana para llegar hasta ellos, con tiernas imágenes junto a sus hijos. La rusa todavía tiene su filón, aunque permanezca alejada de los grandes focos. Casi dos millones de seguidores en Instagram y tan solo siguiendo a 74. Entre los que se encuentran tanto Enrique como Julio IglesiasAna BoyerTamara Falcó

Lo que queda claro en sus redes sociales es que aunque ha llegado a los 41 años, se mantiene tan impresionante como siempre. Nunca se sabrá hasta dónde podría haber llegado Kournikova de no haber tenido esos problemas en su espalda. Aunque siempre podrá presumir de haber disputado cuatro finales en el circuito femenino y de, por supuesto, haber formado parte del Top Ten de la WTA. Algo con lo que muchas tenistas sueñan y alcanzan solo unas pocas elegidas.