¡Meghan está desesperada! Lilibet es expulsada de la línea de sucesión como una gran excepción tras ser bautizada en EE.UU.

La familia real británica no es ajena a la controversia, pero las últimas noticias sobre el duque y la duquesa de Sussex han sacudido la monarquía. En un giro sorprendente de los acontecimientos, se ha revelado que Lilibet Diana, la hija menor del príncipe Harry y Meghan Markle, ha sido efectivamente removida de la línea de sucesión al trono británico. Pero antes de continuar, suscríbete y activa la campana de notificaciones para más actualizaciones.

 

La decisión, que ha sido descrita como una gran excepción, supuestamente se tomó después de que el bautizo de Lilibet se celebrara en Estados Unidos en lugar de en el Reino Unido, como es costumbre para los niños reales. Este hecho no solo ha provocado indignación entre los seguidores de la pareja, sino que también ha planteado interrogantes sobre el futuro de la relación de la familia Sussex con el resto del clan real.

El anuncio, que llegó a través de un comunicado del Palacio de Buckingham, ha dejado a muchos preguntándose qué motivó una decisión tan drástica. Según el comunicado, la exclusión de Lilibet de la línea de sucesión se debe al hecho de que su ceremonia de bautizo se llevó a cabo fuera del Reino Unido, lo cual se considera una violación del protocolo real.

“La decisión de celebrar el bautizo de Lilibet en Estados Unidos en lugar de en el Reino Unido ha sido vista por el palacio como una desviación significativa del camino tradicional y esperado”, decía el comunicado. “Como resultado, la Reina y el resto de la familia real han determinado que es necesario remover a Lilibet de la línea de sucesión, con efecto inmediato”.

El comunicado continuaba explicando que esta acción se toma como una gran excepción a las reglas establecidas de sucesión, que típicamente estipulan que todos los descendientes legítimos del monarca están incluidos en la línea de sucesión, independientemente de dónde hayan nacido o sido bautizados.

“Este es un movimiento sin precedentes, y uno que el palacio no ha tomado a la ligera”, seguía el comunicado. “Sin embargo, la Reina y el resto de la familia real sienten que es necesario mantener las tradiciones y protocolos de la monarquía, incluso frente a las normas y expectativas sociales en evolución”.

 

Las noticias han generado una oleada de reacciones, tanto de los partidarios del duque y la duquesa de Sussex como de quienes siguen siendo leales a la monarquía. Algunos han criticado la decisión como un acto de represalia contra la pareja, que ha sido franca en su crítica a las supuestas deficiencias de la familia real.

“Esto no es más que un movimiento mezquino y vengativo por parte del palacio”, dijo un usuario de Twitter. “Está claro que siguen tratando de castigar a Harry y Meghan por atreverse a alejarse de la vida real y hablar con la verdad”.

Otros, sin embargo, han defendido la decisión, argumentando que la familia real simplemente está manteniendo las tradiciones y protocolos que han sostenido a la monarquía durante siglos.

“La familia real tiene la responsabilidad de mantener la integridad de la institución”, dijo un comentarista real. “Aunque parezca duro, la decisión de remover a Lilibet de la línea de sucesión es necesaria para preservar la santidad de la monarquía”.

Independientemente de la postura que uno adopte sobre el tema, es evidente que las repercusiones de esta decisión serán de largo alcance. El duque y la duquesa de Sussex ya han expresado su descontento, con un portavoz declarando que la familia está profundamente decepcionada por las acciones del palacio.

“Este es otro ejemplo de los continuos esfuerzos de la familia real por marginar y excluir al duque y la duquesa de Sussex”, dijo el portavoz. “Lilibet es miembro de pleno derecho de la familia real, y merece los mismos derechos y privilegios que cualquier otro nieto de la Reina”.

El portavoz sugirió que la decisión podría tener consecuencias importantes para la relación de la monarquía con la familia Sussex, así como para la percepción pública de la institución en su conjunto.

“Las acciones de la familia real no solo han dañado su propia reputación, sino que también han socavado la confianza y la fe que muchas personas tienen en la monarquía”, dijo el portavoz. “Esta decisión solo servirá para dividir aún más a la familia real y alienar al público”.