Alma Rosa Aguirre y su hermana Elsa fueron dos de las actrices más prominentes de la época de oro del cine mexicano, cautivando al público con su belleza y talento, y ganándose el aprecio de los productores más influyentes de la industria.

A pesar del éxito compartido, Alma Rosa, la hermana mayor, tomó la sorprendente decisión de retirarse en el apogeo de su carrera, cuando su popularidad estaba en su punto más alto. Esto dejó a muchos preguntándose: ¿qué ocurrió con Alma Rosa Aguirre? ¿Cómo es su vida ahora? Te invitamos a que nos acompañes en este recorrido por su historia, que podría sorprenderte, ya que es más trágica de lo que podrías imaginar.

Alma Rosa Aguirre Juárez nació el 19 de febrero de 1929 en Ciudad Juárez, Chihuahua, siendo la hija de Ema Juárez y Jesús Aguirre Castillo, quien era segundo capitán del ejército. Creció junto a cuatro hermanos: Hilda, Mario, Elsa y Jesús. Durante sus primeros años, la familia Aguirre disfrutaba de una situación económica estable. Sin embargo, a medida que avanzaba la Segunda Guerra Mundial, la suerte de la familia cambió drásticamente. Los efectos del conflicto global se hicieron sentir en su comunidad en Chihuahua, empujándolos a una pobreza extrema. Ante la difícil situación, su padre tomó la decisión de trasladar a Alma Rosa, sus hermanos y su madre a la Ciudad de México, en busca de mejores oportunidades.

Al llegar a la capital, la familia se estableció inicialmente en un apartamento cerca de Chapultepec, antes de mudarse a Mixcoac, donde Alma Rosa y sus hermanos pasaron la mayor parte de su infancia y adolescencia. La nueva vida en la ciudad, aunque carente de lujos, les brindó un ambiente acogedor y seguro. Más tarde, cuando Jesús se reunió con ellos, la familia volvió a mudarse, esta vez a Tacubaya, en busca de un nuevo comienzo. Durante su adolescencia, Alma Rosa asumió la responsabilidad de apoyar económicamente a su familia, trabajando en una panadería local, lo que demostró la fuerte ética de trabajo que caracterizaba a la familia Aguirre.

El destino de Alma Rosa y su hermana Elsa cambió radicalmente en 1945, cuando su tía las invitó a participar en un concurso de belleza organizado por Clasa Films Mundiales, una destacada productora cinematográfica de la época. El premio del concurso era un contrato de actuación, lo que despertó el interés de las hermanas. A pesar de la feroz competencia, Elsa, con solo 14 años, ganó el primer lugar; Alma Rosa, con 16, se llevó el segundo puesto, y su hermana mayor, Hilda, alcanzó el tercer lugar. Tras el triunfo, Alma Rosa y Elsa comenzaron a recibir ofertas de trabajo en el cine, debutando en 1946 con las películas El sexo fuerte y El pasajero 10.000.

Sin embargo, las carreras de las jóvenes se vieron interrumpidas temporalmente cuando su madre decidió cancelar sus contratos con Clasa Films debido a la negativa de la productora a permitirle acompañarlas durante los rodajes. A pesar de este contratiempo, ambas hermanas demostraron una determinación inquebrantable por continuar en el cine. Mientras Elsa encontró un papel en la película Don Simón de Lira con Bracho Films, Alma Rosa reanudó su carrera actoral en 1948 con La sin ventura, producida por Filmex. Desde entonces, su carrera en el cine comenzó a ascender significativamente.

A finales de los años 40 y principios de los 50, Alma Rosa y Elsa trabajaron en varios proyectos cinematográficos juntas, lo que las consolidó como dúo dinámico en la pantalla grande. Películas como Los viejos somos así (1948), La liga de las niñas (1950), Amar fue su pecado (1951) y La perversa (1954) permitieron a las hermanas demostrar su versatilidad y talento actoral. Sin embargo, con el paso del tiempo, sus carreras tomaron caminos divergentes, lo que llevó a Alma Rosa a enfocarse en roles más desafiantes y variados.

El verdadero salto en la carrera de Alma Rosa llegó en 1950, cuando interpretó un papel destacado en Nosotros los taquígrafos, compartiendo pantalla con actores de renombre como David Silva y Lilia del Valle. La presencia escénica de Alma Rosa, marcada por sus cejas expresivas y su capacidad para transmitir profundas emociones, la hicieron destacar entre otras actrices de la época, como Marga López y Rosita Quintana. Fue durante este tiempo que comenzó a ser reconocida no solo por su belleza, sino por su capacidad para interpretar papeles tanto dulces como imponentes.

A lo largo de los años 50, Alma Rosa continuó demostrando su versatilidad en una serie de películas, desde comedias familiares como Nosotros las sirvientas y Siete machos, hasta dramas más intensos como El pecado de ser mujer. A pesar de la naturaleza convencional de algunos de sus roles, la actriz lograba imprimir en cada personaje una autenticidad y una emoción que resonaban con el público. Incluso llegó a protagonizar una película en los Estados Unidos en 1948, Outrages of the Orient, expandiendo así sus horizontes profesionales.

En el punto más alto de su carrera, Alma Rosa sorprendió a muchos al retirarse del cine para enfocarse en su vida personal. En 1956, se casó y tuvo a su única hija, Ema. Sin embargo, su matrimonio fue breve, y se separó en 1957. Durante este difícil periodo, mantuvo su vida privada lejos de los reflectores, optando por una existencia discreta, lejos de los escándalos que solían rodear a otras figuras del entretenimiento.

A pesar de su retiro, Alma Rosa hizo un regreso triunfal al cine en 1958 con Cuando viví en Villa, donde compartió pantalla con Pedro Armendáriz. El éxito de la película demostró que su talento no había disminuido con el tiempo, consolidando su lugar como una de las grandes actrices de carácter de su generación.

A lo largo de su carrera, Alma Rosa apareció en más de 30 películas, dejando un impacto significativo en la industria cinematográfica mexicana. Su habilidad para conectar con la audiencia, ya fuera en comedia o drama, la convirtió en una de las actrices más queridas y respetadas de su tiempo. Sin embargo, su vida dio un giro inesperado cuando decidió retirarse completamente de la actuación.

Después de casi medio siglo de retiro, Alma Rosa reapareció en 2020, revelando que residía en la Casa del Actor, una institución en la Ciudad de México que brinda cuidados a artistas ancianos o con problemas de salud. La decisión de vivir allí fue voluntaria, ya que su familia se había dispersado: su hija Ema formó su propia familia, y sus hermanos vivían en diferentes lugares. A pesar de algunos problemas de salud en 2021, Alma Rosa mantuvo su actitud resiliente y su espíritu inquebrantable.

En noviembre de 2023, Alma Rosa y su hermana Elsa recibieron un homenaje por parte de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), que les otorgó una medalla conmemorativa en reconocimiento a sus 75 años de trayectoria en el cine. La ceremonia fue un testimonio del legado perdurable de las hermanas Aguirre y de su impacto en la industria del cine mexicano.

A sus 95 años, Alma Rosa continúa viviendo con serenidad y aceptación, recordando sus días de gloria y las muchas experiencias hermosas que marcaron su vida. Como ella misma dijo en una entrevista en 2020, “no le tengo miedo a la muerte y dejaré esta vida feliz porque he vivido muchas cosas bellas”. Su historia es un recordatorio de la fortaleza de espíritu y del amor por el arte que la llevaron a convertirse en un ícono del cine mexicano, un legado que sigue vivo en la memoria colectiva de su público.