Del imperio naviero al abismo de la tragedia

Aristóteles Onassis: Del imperio naviero al abismo de la tragedia

Reconocido como uno de los principales protagonistas del desarrollo de la industria naviera a nivel mundial, Aristóteles Onassis fue una de las personas más adineradas del planeta, símbolo de una vida de lujos y romances de alto perfil. Sin embargo, sería una tragedia familiar la que abruptamente derrumbaría su mundo a nivel emocional y físico, arrastrándolo a un triste final.

Onassis tuvo que superar la crisis de la industria naviera a mediados de los años 50, cuando el gobierno de Egipto nacionalizó el Canal de Suez y sus competidores se aliaron en su contra, aumentando su cuota de mercado y poniéndolo al borde de la quiebra. Un golpe de suerte revirtió la situación: la crisis se resolvió, el Canal se reabrió y los precios del petróleo se desplomaron, lo que benefició enormemente a su flota y le permitió incluso ampliarla.

A pesar de su gran poder de decisión a nivel empresarial, su vida personal pondría nuevamente todo en peligro. Tras casarse con Jacqueline Kennedy en 1968, firmaría un acuerdo matrimonial sin imaginar las verdaderas intenciones de ella. Atrapado en su propio estilo de vida, comenzó a descuidar su bienestar. Mientras “Jackie” pasaba la mayor parte del tiempo de compras, el magnate griego ya no encontraba alivio ni siquiera en los negocios. Obligado, como esposo de la época, a brindarle todo lo que ella exigía a expensas de su fortuna, sin recibir mucho a cambio, Onassis, a sus casi 70 años, veía cómo su dinero se esfumaba en decoraciones para el hogar que superaban los 10 millones de dólares, lo que lo sumió en un estado depresivo que marcaría su declive personal.

Intentó contactar con su antigua pareja, la cantante de ópera María Callas, quien había sufrido profundamente tras su ruptura, alejándose de los escenarios y perdiendo fuerza en su voz, incluso intentando atentar contra sí misma cuando él la dejó. Ante la solicitud de Onassis, Callas se mostró fuerte y lo rechazó, empeorando aún más el estado anímico del empresario.

Como fumador habitual, Onassis comenzó a exagerar su hábito hasta un punto en que el daño a su organismo se convirtió en irreversible. Desarrolló miastenia gravis, una enfermedad autoinmune que afecta los nervios y los músculos, provocando debilidad en diferentes partes del cuerpo, especialmente en sus ojos. Incluso, en una ocasión tuvo que usar cintas adhesivas en los párpados para mantenerlos abiertos.

Su matrimonio también lo fue alejando de sus hijos, especialmente de su hija Cristina, con quien no tenía una relación tranquila. Ella solía desafiarlo en su intento por cobrar relevancia dentro del imperio familiar, que estaba destinado a su hermano Alexander. Lo que nadie imaginaba era que, en 1973, Alexander, de apenas 23 años, fallecería víctima de un accidente de avión. Este fue el golpe más duro que sufrirían los Onassis, y en especial Aristóteles, quien nunca se recuperaría de la pérdida de su principal heredero.

Alexander realizaba un vuelo de instrucción como uno de los nuevos pilotos de la compañía de aviación de su padre, Olympic Airways. El dolor del empresario lo llevó a culparse por lo ocurrido. En su desesperación, incluso consideró congelar el cuerpo de su hijo para resucitarlo en el futuro. En medio de investigaciones que apuntaban a una falla en la nave, Aristóteles ofreció un millón de dólares a quien le diera una pista que demostrara que el accidente había sido provocado. Según él, la CIA, en alianza con la dictadura griega de los 70, era responsable, buscando derrumbar su imperio al atacar a su familia. Esta teoría nunca pudo ser comprobada y las investigaciones concluyeron que se trató de un accidente.

A pesar de la tragedia, intentó ayudar a su hija Cristina, preparándola para darle las riendas del negocio y enviándola a Nueva York para trabajar en la empresa. Pero él seguía hundiéndose en su depresión. Poco tiempo después, Cristina sufriría la pérdida de su madre, Athina Livanos, quien fue encontrada sin vida por sobredosis. El apoyo a su hija se convirtió en un fracaso y Onassis recurrió nuevamente al tabaco para distraerse de su cruel realidad, lo que inevitablemente lo condujo al deterioro de su salud, provocándole además un cuadro de neumonía.

Así llegó a un hospital de París, acompañado únicamente por su chófer, ya que llevaba un par de años separado de Jackie, aunque nunca se divorciaron. A pesar de los intentos médicos por estabilizarlo, su sistema inmunitario estaba gravemente debilitado y él mismo parecía rendirse ante la enfermedad, negándose a ser entubado y a ingerir antibióticos. Finalmente, en medio de su disputa con los doctores, sus órganos colapsaron ante la falta de oxígeno y Aristóteles Onassis perdió la vida a sus 69 años, totalmente solo y sin poder despedirse de ninguno de sus seres queridos.

El magnate partiría como consecuencia de su adicción al tabaco. Su inmenso legado, valorado en mil millones de dólares, sería disputado por Jackie, quien reclamaba posesiones, a pesar de que Cristina Onassis era legalmente la heredera universal. La batalla legal terminó con Kennedy recibiendo un único pago de 26 millones de dólares tras comprobarse el acuerdo matrimonial que él le había hecho firmar en secreto.

Antes de sus años más oscuros, Aristóteles Onassis nació el 20 de enero de 1906 en Esmirna, cuando pertenecía al Imperio Otomano. Creció en una familia privilegiada, pero tras la ocupación griega al final de la Primera Guerra Mundial, sus propiedades se perdieron y se vieron forzados a regresar a Grecia como refugiados en 1923. Si bien su padre pudo recuperar parte de la fortuna familiar, Aristóteles viajó a Uruguay y después a Argentina, donde trabajó y estudió administración aduanera. Emprendió su propia empresa y relanzó el negocio familiar del tabaco, llegando a convencer a la actriz ítalo-argentina Pele Pastorino de fumar en público, lo que sirvió de propaganda para su negocio.

Su negocio creció y compró dos barcos en Canadá, incursionando en el transporte marítimo y creando la empresa naviera Astilleros Onassis. Con tan solo 25 años, ganó su primer millón de dólares. Su conveniente matrimonio con Athina Mary Livanos, hija y heredera del magnate naviero Stavros Livanos, le daría sus únicos dos hijos, Alexander y Cristina.

Además de buques balleneros y petroleros, Onassis se apoderó de una pequeña flota de barcos mercantes viejos comprados al ejército estadounidense, lo que lo llevó a ser investigado por el FBI por fraude. Aunque tuvo que declararse culpable y pagar una multa, la experiencia lo llevó a fundar en 1957 Olympic Airways, la primera línea aérea de bandera griega. También invirtió en bienes raíces y se asoció con el príncipe Rainiero III de Mónaco, haciéndose con propiedades, inversiones y acciones que abarcaban más de la mitad del principado. Así, Aristóteles se convirtió en el hombre más rico del planeta y en el magnate naviero más poderoso de la industria.

Su vida privada también fue tormentosa. Estando casado con Livanos, mantuvo un romance con María Callas, quien dejó a su esposo para estar con él. En 1960, Callas dio a luz a un hijo de Onassis, pero este vivió solo unas horas. Livanos exigió el divorcio y Onassis comenzó a vivir con Callas, disfrutando de una vida de lujos.

A pesar de que Callas intentó convencerlo de casarse, Onassis conoció a Lee Radziwill, la hermana de Jacqueline Kennedy, y terminó interesándose en la viuda del expresidente de Estados Unidos. Su relación, desde el principio, fue criticada. Sin embargo, sería Jackie quien, tras un par de meses de noviazgo, insistió en casarse. En 1968, se unieron en matrimonio, y Jackie lo hizo firmar un acta matrimonial en la que, en caso de divorcio o fallecimiento, recibiría la tercera parte de su fortuna y bienes.

Las exigencias de la exprimera dama, como hacer volar un avión personal por más de 300 km para traerle un tipo de pan para su desayuno o pedir leche fresca de vacas griegas para darse baños, deterioraron la relación. Onassis, buscando recuperar cierta felicidad, volvió a fijarse en Callas, quien, dolida por su ruptura, se negó a volver con él. Este rechazo incentivó su estado depresivo y elevó su consumo de tabaco.

La vida de Aristóteles Onassis, marcada por el éxito y la tragedia, concluyó el 15 de marzo de 1975 en París. Su legado, sin embargo, perdura, desde la creación de la Fundación Onassis hasta su influencia en el desarrollo de la flota mercante mundial.

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