Nació en Minatitlán, Veracruz, el 21 de febrero de 1926, hija de Francisco Pavón y de Josefa Vasconcelos. Fue la más pequeña de cuatro hijos que el matrimonio procreó. Debido al trabajo del padre, diversas veces cambiaron de residencia, en busca de mejorar su situación económica. Durante mucho tiempo vivieron en Orizaba, Veracruz, en donde transcurrió una buena parte de su infancia. Víctima de una neumonía, se recuperó notablemente al vivir ahí.
Desde temprana edad, mostró un gusto particular por la danza y por improvisar pequeños escenarios teatrales en donde la niña -a manera de juego- encauzaba su inquietud, a fin de divertir a sus hermanos. A la escasa edad de nueve años, se integró al elenco de una radiodifusora local, haciendo sus primeras incursiones en la actuación. Posteriormente emigraría a la Ciudad de México al lado de su familia, en donde concluyó sus estudios elementales y dedicó un tiempo al estudio de la actuación, danza y música. Se inscribió para ello en la Academia Alma Mexicana, en donde compartió espacio con la actriz María Elena Marqués.
Posteriormente, participaría en varios concursos de la incipiente industria radiofónica, de los cuales obtuvo la experiencia suficiente para integrarse, poco después, al cuadro de actores de la XEQ, radiodifusora que transmitía el programa de nombre La legión infantil.
En los años 40, el doblaje mexicano, parte fundamental del cine, empezó a tomar auge, formándose un grupo conocido como Los Magníficos, que se consideran dentro de la generación pionera del doblaje en México, que comenzó en la XEW: entre ellos, Blanca Estela Pavón, Jesús García, Guillermo Portillo Acosta, Dagoberto de Cervantes. Fue invitada por la MGM para hacer el doblaje de algunos filmes clásicos, formando parte del elenco de actores mexicanos que viajaron a Nueva York a realizar doblajes, además, participó con su voz en la primera película doblada, titulada en español Luz que agoniza (Gaslight) haciendo la voz de Ingrid Bergman.
Debido a su especial belleza mestiza fue llamada a debutar en el cine mexicano, para actuar en la película inconclusa Los hijos del divorcio. Poco después, el director afamado René Cardona, la invitaría a participar en el filme Allá en el rancho chico. Para 1941, se reintegraría al cine durante el rodaje de La liga de las canciones actuando bajo la dirección de Chano Urueta. Actuó en diversas series radiofónicas famosas como Fifirafas el Valeroso, al lado del compositor y actor José Ángel Espinoza Aragón, mejor conocido como “Ferrusquilla”, de quien fue novia por un tiempo.[cita requerida]
El vertiginoso ascenso de la actriz le mereció ser considerada por el famoso director de esa época, Ismael Rodríguez, para desempeñar su primer papel al lado del legendario ídolo mexicano Pedro Infante. Actuaron juntos, por vez primera, en el filme Cuando lloran los valientes, por la cual obtuvo el premio Ariel de Plata por mejor actuación femenina.
Poco tiempo después, apareció en Vuelven los García (1947), desempeñando el papel de Juan Simón López, reafirmando su posición de estrella nacional; en Cortesana (1948), con Meche Barba, y en La bien pagada (1948) de Alberto Gout, con María Antonieta Pons y Víctor Junco.
Sin lugar a dudas, el filme que la consagró en el público mexicano, dentro de su corta carrera cinematográfica, fue la cinta Nosotros los pobres, al lado de Pedro Infante y Evita Muñoz “Chachita” (1948), de Ismael Rodríguez, quien abordó la temática de la ciudad y la vida en sus estratos sociales bajos, sus costumbres y lenguaje. “La Chorreada” fue el sobrenombre con el que el público mexicano la conocería hasta el final.

Siempre se manejó la existencia de un romance entre Pedro Infante y ella, aunque nunca, al parecer, hubo algo más que una firme amistad. Pedro Infante dijo después que fue el amor platónico de su vida. La canción insignia de Infante a partir de ese entonces seria “Amorcito corazón”, de la autoría de Pedro de Urdimalas y con música de Manuel Esperón.
Algunos de sus últimos trabajos cinematográficos fueron: Las puertas del presidio (1949), al lado de David Silva y Andrés Soler, y En cada puerto un amor (1949) con Domingo Soler. El penúltimo filme de su vida fue La mujer que yo perdí (1949), dirigida por Roberto Rodríguez, donde se reunió por última vez con Pedro Infante.
Su último trabajo sería la adaptación a la pantalla de un cómic de la autoría de Yolanda Vargas Dulché llamado Ladronzuela (1949), dirigido por Agustín P. Delgado.