LA MALDICIÓN DE TUTANKAMÓN ⚱️ | Howard Carter y la Venganza del Faraón: ¿Leyenda o Realidad?
Tutankamón: El Rey Niño
Tras cerca de dos mil años desde el inicio de la civilización egipcia, Egipto había alcanzado su apogeo durante el Imperio Nuevo, viviendo una segunda época dorada bajo el reinado de Akenatón, décimo faraón de la XVIII dinastía. Este monarca revolucionó la sociedad egipcia con reformas políticas y religiosas, incluyendo una transición al monoteísmo centrado en el dios Atón. Sin embargo, este período de cambios culminó en tragedia: Akenatón fue asesinado por su sirviente más leal.
A su muerte, su hijo de nueve años, Tutankhatón, asumió el trono. Con el tiempo, cambió su nombre a Tutankamón, restauró el politeísmo y devolvió la capital a Tebas. Aunque prometía ser un gran faraón, su reinado terminó abruptamente con su muerte a los 19 años. Fue enterrado en el Valle de los Reyes, pero las circunstancias de su fallecimiento siguen siendo un misterio.
El descubrimiento de su tumba
En 1912, Lord Davies declaró que el Valle de los Reyes había sido completamente explorado, marcando el fin de las excavaciones. Sin embargo, el aristócrata inglés George Herbert, Conde de Carnarvon, conoció al arqueólogo Howard Carter, quien estaba convencido de que aún quedaban descubrimientos por hacer. Carter, respaldado por la fortuna del conde, reanudó la exploración.
Tras diez años de trabajo sin éxito, en noviembre de 1922, el equipo de Carter halló un escalón que condujo a la tumba de Tutankamón. La entrada, sellada durante más de 3,000 años, escondía un tesoro impresionante. La antecámara contenía artefactos destinados al más allá, pero la verdadera joya estaba en la cámara funeraria: el sarcófago con la máscara de oro del faraón.
La maldición de Tutankamón
El descubrimiento de la tumba trajo consigo rumores de una maldición. Poco después de abrir la cámara, Lord Carnarvon falleció misteriosamente en El Cairo. Su muerte, acompañada de extrañas marcas en su rostro, alimentó las supersticiones. En los meses siguientes, otros involucrados también murieron en circunstancias inusuales, lo que dio origen al mito de la “venganza de Tutankamón”.
Aunque los científicos desestimaron estas historias como coincidencias, estudios posteriores sugirieron una posible explicación biológica. Hongos como Aspergillus flavus, encontrados en tumbas antiguas, podrían haber causado infecciones fatales. Estas esporas, capaces de sobrevivir milenios en condiciones extremas, se reactivaron al contacto con el aire y posiblemente provocaron neumonía en los arqueólogos.
Un legado inmortal
A pesar de no haber realizado grandes contribuciones durante su corto reinado, Tutankamón es el faraón más reconocido del antiguo Egipto. Su tumba, descubierta intacta, reveló la riqueza y complejidad de la civilización egipcia. Hoy, Tutankamón sigue cautivando al mundo, no solo por los tesoros hallados en su tumba, sino también por los misterios y leyendas que rodean su vida y muerte.