Un secreto está a punto de explotar. En una noche fría en Buenos Aires, dos almas marcadas por el amor y la traición vuelven a cruzar sus caminos. Christian Nodal y Cazzu han sido captados en un encuentro privado que ha desatado todo tipo de especulaciones. ¿Qué ocurrió realmente entre ellos? ¿Es este el capítulo final de una historia de amor que parecía haber quedado en el pasado?

El reloj marcaba la medianoche cuando una camioneta de vidrios polarizados se detuvo frente a un lujoso hotel en la capital argentina. Pocos minutos después, otro vehículo llegó al mismo lugar. Del interior descendió Christian Nodal, con el rostro cubierto parcialmente por un gorro negro y la mirada perdida en la entrada del hotel. Con pasos lentos, casi como si intentara detener el tiempo, avanzó hasta el vestíbulo donde lo esperaba una figura familiar. Era Cazzu, la madre de su hija, la mujer con la que compartió momentos de felicidad y dolor.

Dentro del hotel, el ambiente era tenso. Cazzu lo observó con frialdad, aunque sus manos temblaban ligeramente. El peso del pasado parecía colgar sobre ellos como una sombra. El silencio reinaba hasta que la cantante rompió la barrera con una frase contundente:

—No sé por qué viniste, Christian. No hay nada más que hablar.

Pero Nodal no estaba dispuesto a dejar que las cosas terminaran así. Con una voz cargada de emoción, respondió:

—Tú lo sabes, Julieta. Tenemos que hablarlo una última vez.

Sin más palabras, Cazzu se giró y caminó hacia el ascensor. Nodal la siguió sin dudarlo. Las puertas se cerraron, dejándolos completamente solos. Sin cámaras, sin testigos. Solo ellos y un mar de sentimientos no resueltos.

En la habitación, la tensión era palpable. Cazzu se cruzó de brazos y lo miró con incredulidad. Su voz, impregnada de cansancio y resignación, rompió el silencio:

—¿Entender qué? ¿Que te fuiste? ¿Que tomaste tu decisión y seguiste adelante? No hay nada que entender, Christian.

Pero él no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. Con un tono más bajo, pero lleno de intensidad, replicó:

—No fue tan fácil como crees. No dormí, no comí, no viví. Pensé en ti cada maldito día desde que me fui.

Cazzu apretó los labios, sus ojos brillaron por un instante, pero parpadeó rápido para no dejar que las lágrimas la traicionaran. Con un susurro, respondió:

—No me digas eso ahora.

Christian se acercó un paso más, midiendo cada movimiento. Pero antes de que pudiera continuar, Cazzu lo interrumpió con una advertencia:

—No vengas a remover lo que ya está roto, porque si lo haces, ni tú ni yo vamos a salir enteros.

Las palabras quedaron suspendidas en el aire. El miedo, la nostalgia y el amor no resuelto flotaban en aquella habitación como un fantasma del pasado. ¿Será este el último adiós o el inicio de un nuevo capítulo? Lo cierto es que, después de esta noche, nada volverá a ser igual para Christian Nodal y Cazzu.