🚨FILTRAN EL TIPO DE CÁNCER de Carlos III : Kate Middleton y William ESPERAN SU MUERTE en 2025

El estado de salud del rey Carlos III ha sido objeto de especulaciones crecientes en los últimos meses, y las recientes revelaciones de una periodista especializada en casas reales europeas han avivado las sospechas de que su situación podría ser más grave de lo que se ha admitido públicamente. De acuerdo con la información revelada, el monarca podría estar enfrentando una enfermedad terminal que el Palacio de Buckingham está tratando de ocultar, repitiendo la estrategia utilizada en el pasado con la reina Isabel II.

La periodista asegura que la versión oficial de que la reina Isabel II falleció tranquilamente en su cama no es más que una mentira bien elaborada. En realidad, Isabel II habría sufrido durante dos años un doloroso mieloma, un tipo de cáncer de médula ósea que le causó fuertes dolores en la ingle y la espalda, además de problemas de visión y pérdida alarmante de peso. Este hecho solo se confirmó tras la publicación de las memorias del ex primer ministro Boris Johnson.

Ahora, las sospechas de que Carlos III enfrenta un destino similar se han intensificado. Aunque el Palacio de Buckingham ha reconocido que el rey sufre de cáncer, no ha revelado el tipo específico ni la gravedad de la enfermedad. Según la periodista, esta opacidad es una clara señal de que la situación podría ser mucho peor de lo que se admite. Incluso ha llegado a sugerir que el monarca podría no llegar a su próximo cumpleaños en noviembre.

Los indicios de que la salud del rey se deteriora día a día son cada vez más evidentes. Recientes apariciones públicas lo muestran con un aspecto visiblemente mermado, con un rostro pálido a pesar del maquillaje y una movilidad reducida. Una imagen que se ha hecho icónica es la de Carlos III en Auschwitz durante el día del Holocausto, donde lucía frágil y cansado, con los labios pintados para ocultar llagas causadas por el tratamiento. Además, ha reducido drásticamente su agenda pública, limitándose a audiencias cortas y en entornos controlados, lo que refuerza las sospechas sobre su estado de salud.

Uno de los episodios que encendió las alarmas fue su viaje a Australia en noviembre pasado. Según informes, sus médicos accedieron con reticencia a interrumpir su tratamiento durante 11 días, lo que tuvo un impacto negativo en su estado y aceleró su deterioro. Posteriormente, su actividad pública se ha reducido a actos esporádicos, mientras los tabloides británicos intentan mantener la percepción de que sigue cumpliendo con sus deberes reales.

El hermetismo en torno a su enfermedad, la falta de detalles sobre su tratamiento y la visible fragilidad del monarca han llevado a muchos a cuestionar cuánto tiempo le queda realmente a Carlos III en el trono. Si bien la Casa Real insiste en que sigue cumpliendo con sus responsabilidades, la realidad podría ser mucho más preocupante de lo que se ha querido admitir públicamente.

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