El príncipe Harry y Meghan Markle enfrentan una nueva serie de tensiones, ya que la posibilidad de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca en las próximas elecciones se ha convertido en una preocupación real. Para la pareja real, la ansiedad no solo proviene de su relación tensa con la familia real británica, sino también de las posibles consecuencias para la visa y la residencia de Harry en EE.UU., especialmente después de sus confesiones sobre el consumo de sustancias en su autobiografía Spare, lo cual ha generado controversia.

La Heritage Foundation, una organización conservadora de EE.UU., presentó una demanda para exigir que el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos divulgue los registros de visa de Harry, argumentando que podría haber recibido un trato especial debido a su estatus. Aunque esta solicitud fue rechazada por el tribunal en septiembre y los registros de Harry permanecen privados, las dudas y preocupaciones continúan aumentando. Eric Trump, hijo del expresidente, insinuó que la familia Trump está molesta con las intervenciones de Harry y Meghan en asuntos estadounidenses y afirmó que “su familia tiene un gran respeto por la monarquía británica,” respeto que parece que Harry y Meghan no han mantenido.

Los analistas creen que si Trump realmente regresa a la Casa Blanca, algunos cambios en la política migratoria podrían complicar la vida de Harry y Meghan en EE.UU. Algunos sugieren que Harry podría tener que considerar otras opciones, como trasladarse a Europa, particularmente a Portugal, para evitar los riesgos de un cambio político.

¿Será este el “punto de inflexión” en la vida de la pareja real? Con crecientes tensiones a ambos lados del océano, el futuro de Harry y Meghan en Estados Unidos está en riesgo, y es posible que deban reconsiderar su camino a largo plazo para ellos y su familia.