El 25 de julio de 2024 se convirtió en una fecha histórica en el mundo del crimen organizado: el arresto de Ismael “El Mayo” Zambada, uno de los jefes más poderosos del Cártel de Sinaloa. A pesar de la fama internacional de Joaquín “El Chapo” Guzmán, muchos sostienen que El Mayo ha sido el verdadero cerebro detrás de las operaciones del cártel. Este arresto ocurrió en El Paso, Texas, cuando El Mayo, junto con uno de los hijos del Chapo, fue detenido tras aterrizar en un avión privado, lo que ha generado especulaciones sobre un posible acuerdo con las autoridades estadounidenses.
Zambada, nacido en 1948 en Sinaloa, se mantuvo por décadas como una figura elusiva y cuidadosa, un líder que evitaba los reflectores y que nunca había sido capturado hasta ahora. Su carrera criminal comenzó en los años 60 y 70, donde se asoció con traficantes de heroína y pronto se destacó en la producción y tráfico de drogas a gran escala, convirtiéndose en una pieza clave del Cártel de Sinaloa.
Aunque en los medios se ha hecho más famoso El Chapo, debido a su habilidad para escapar de prisiones de alta seguridad y a su notoriedad pública, el verdadero poder en las sombras siempre estuvo con El Mayo. Durante décadas, Zambada fue el líder oculto que manejaba los hilos de uno de los cárteles más poderosos del mundo, un imperio criminal que extendió sus tentáculos a más de 50 países, desde América hasta Asia y Europa.
El arresto de El Mayo Zambada podría marcar el comienzo de un cambio en el panorama del crimen organizado en México, ya que el Cártel de Sinaloa ha estado dominado por tres facciones: los Mayos, los Chapitos (hijos del Chapo) y los Guanos. Aunque El Mayo ya no está al mando, su detención es un golpe significativo para la organización, cuya influencia sigue siendo vasta, a pesar de los cambios internos y las luchas por el poder que continúan marcando su historia