El pasado mes de octubre, un enfrentamiento de gran magnitud tuvo lugar en el campo El 12, en Culiacán, Sinaloa, dejando un saldo trágico de 19 delincuentes abatidos. Entre ellos se encontraba Martín Delgado, alias “El Pin”, quien fue un exintegrante del Cártel de los Noreste (CDN). Este individuo fue uno de los caídos durante un operativo encabezado por el ejército mexicano. Además, las fuerzas de seguridad lograron capturar a Edwin Antonio Rubio López, conocido como “El Oso”, considerado uno de los principales operadores de la célula de los Arzate, vinculada con el Cártel de Sinaloa, liderado por Ismael “El Mayo” Zambada.
Según fuentes especializadas en narcotráfico, “El Pin” había desertado del CDN junto a su hermano Miguel Delgado tras huir de Nuevo Laredo. Ambos se unieron a la célula de los Arzate en Baja California, bajo las órdenes de “El Max”. Con el tiempo, “El Max” trasladó sus operaciones a Sinaloa para sumarse a la lucha contra los “Chapitos”, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Durante su estancia en Sinaloa, “El Pin” destacó por presumir sus patrullajes y su confianza en la protección de su grupo criminal.
El cambio de situación llegó cuando las fuerzas especiales del ejército mexicano localizaron a “El Max”, quien se encontraba en la lista de objetivos prioritarios del Gobierno Federal. Con el apoyo de un helicóptero artillado, se desplegó un operativo en el campo El 12, donde los escoltas de Rubio López intentaron repeler el ataque. Tras un intenso tiroteo, las autoridades lograron abatir a varios delincuentes, incluido “El Pin”, mientras que “El Max” fue capturado y trasladado a la Ciudad de México.
En el lugar del enfrentamiento, se aseguraron importantes armas y equipos, como ametralladoras, fusiles, chalecos tácticos, cascos balísticos y vehículos. Rubio López fue recluido en el penal del Altiplano, donde enfrentará cargos por posesión de armas, narcóticos y otros delitos vinculados a su organización criminal.
Este golpe a la estructura de los Arzate y su vínculo con el Cártel de Sinaloa es un avance importante en la lucha del gobierno mexicano contra el crimen organizado. Sin embargo, la situación sigue siendo alarmante, ya que los cárteles continúan operando con estructuras flexibles que se adaptan rápidamente a las intervenciones de las autoridades.