asarse era un deseo recurrente. Por eso, para Fernando Hierro y la que hoy es su esposa y la madre de su futuro bebé, Fani Stipkovic, convertirse en marido y mujer solo ha supuesto dar un paso más para completar la cuadratura del círculo y no la sorpresa de proporciones internacionales que descubrimos en ¡HOLA! Tal y como nos cuenta en primicia la modelo y periodista croata, hacía ya mucho tiempo que valoraban pasar por el altar, pero, por las circunstancias de sus respectivas vidas y, especialmente, por los cambios radicales que se han sucedido en los últimos meses, no encontraban el momento.

Al menos, para organizar una gran boda, de esas con cientos de invitados llegados de todos los puntos del planeta. El contrato de dirección de Fernando en México, la mudanza transoceánica, una agenda endiablada de compromisos deportivos de él, los flecos laborales de la productora y la agencia de ella… y su embarazo. Todo lo hacía harto difícil. Es más, el exmerengue tan solo tuvo una semana libre este año: “Unos días que compartimos con su familia primero y otros pocos, después, para nosotros solos”. “No tuvimos tiempo de organizar una boda tal y como nos hubiese gustado, con la familia y con los amigos al completo. Por eso, decidimos que lo tendríamos, pero para nosotros. Algo así como la coronación de nuestro amor. Algo que iba a ser solo nuestro. Algo íntimo, pequeño, sin ningún ‘show’… Pero un gran paso adelante para formalizar la familia en ciernes”.

Esa coronación ha tenido lugar en Guadalajara, México, el país que ahora los acoge, en una sencilla pero muy emotiva ceremonia civil a la que únicamente acudieron doce invitados. Los que pudieron. Porque en estas cosas, una vez que se empieza, “corres el riesgo de no saber dónde poner el límite y todo se complica. O haces algo muy íntimo o lo haces a lo grande”, explica Fani sincera. “Tenemos mucha gente por ambas partes con los que nos hubiese gustado compartir este día, pero, como no era posible al 100 por 100, decidimos que fuera algo más pequeño. Para nosotros… y para nuestro niño”. Una gran fiesta, pero emocionalmente hablando. Eso, sí. Una unión que vivieron “desde la serenidad y la tranquilidad”. “Con este embarazo, no sé, pero me siento zen, muy tranquila. Ni entonces ni ahora he sentido el estrés que normalmente tienen las novias por que todo salga bien. Me he sentido en paz, llena de amor y feliz de compartir este momento íntimo exclusivamente con el amor de mi vida”, nos confiesa la hoy flamante ‘señora de Hierro’, para quien su boda fue “un día muy especial, muy íntimo y diferente”.

El anillo de compromiso

El legendario central madridista le pidió matrimonio hace ya más de un año y medio. “Me dijo que, desde hacía mucho tiempo ya, le habría gustado compartir su vida conmigo”. Se arrodilló delante de la modelo en la primera visita de esta al país, “cuando aún no sabía que México se iba a convertir en el lugar donde nos íbamos a quedar a vivir un día”, recuerda nostálgica la bella y rubia croata.

·Fernando me puso el anillo seis meses después de aquella oferta del Chivas que nos iba a cambiar la vida… Y lo que en un principio parecía una dificultad para nuestra relación ha resultado ser lo que ha hecho realidad el sueño·. De hecho, en aquel viaje, nos revela en un alarde de sinceridad, fue cuando concibieron a su bebé. “Fue muy bonito. Fernando me pidió matrimonio, conocí el país… Llegó el niño. Por todas esas circunstancias lo recuerdo de una manera muy especial. Quizá, el momento más intenso y romántico para mí fue ver su mirada llena de amor colocándome el anillo. Vi algo muy honesto y transparente en sus ojos. Vi a alguien que de verdad me quería y quería compartir su vida conmigo. Igual que yo con él”.

Boda secreta

La boda tuvo lugar el pasado 13 de septiembre y fue una celebración bajo el mayor de los secretismos. No se lo contaron a nadie salvo a los más allegados que los acompañaban en México. Y, como escenario, un palacio solariego del siglo XIX, la Casa de Pedro Loza, construido en 1848, en el casco histórico de Guadalajara; un edificio que hoy en día es un coqueto hotel boutique con una gran terraza panorámica desde la que pueden contemplarse los edificios más emblemáticos de la ciudad, una localización de la que, como en todo lo relativo a la boda, se ocupó Fani. “Y todo, todo, todo salió tal y como lo tenía en la cabeza. Sin ningún contratiempo”, nos relata ilusionada. Desde el menú, internacional pero con inspiración mexicana y clásicos revisitados, a las flores —blancas y azules, los colores favoritos de su marido—, pasando por el violoncelista, cuyas notas la acompañaron hasta el altar, donde la esperaban su, por entonces, novio y el licenciado Luis Antonio Lara, encargado de oficiar el enlace.

A la ceremonia tan solo acudieron doce invitados, su “familia mexicana”, y lo que pensaron que iba a ser un “firmar y ya” se convirtió en algo “espiritual”Hasta ‘Chi’, cu querido chihuahua, fue a la boda vestido de etiqueta: con esmoquin y pajarita.

Y lo que en un principio la pareja creía que iba a ser algo más práctico y prosaico, “firmar y ya está”, terminó convirtiéndose en algo “muy bonito, espiritual. Pensábamos que iba a ser llegar, leer los votos y nada más. Pero no. Recordamos toda nuestra historia de amor. Desde la primera vez que nos miramos a la primera vez mantuvimos una conversación y a nuestro primer almuerzo juntos… Y los ojos se nos llenaron de lágrimas a ambos. Fue algo precioso, porque también tuvimos la oportunidad de declararnos nuestro amor con nuestras palabras. Las que nos salían espontáneamente. Palabras auténticas y puras”, recuerda la periodista, como si fuera una perfecta y precisa crónica, que se rompe, después, emocionada cuando nos explica lo importante que era para ella que su hijo naciera en el seno de una familia formalmente constituida.

Los detalles

Para un día tan importante, la modelo eligió un vestido que tenía que adaptarse a la evolución de su estado de gestación. Y, como todo en estos preparativos nupciales, fue providencial. Lo encontró en Croacia, durante una escapada en junio para ver a su familia. Se trata de un diseño de encaje, escote en ‘V’ y corte sirena, firmado por la americana Vera Wang, que le enviaron dos tallas más grande del que se probó en su momento. Y también con el vestido los planetas se alinearon: Fani debutó como modelo desfilando precisamente para la couturiere estadounidense.

Samir Backhami, amigo del novio, fue el sastre encargado de confeccionar el traje a medida del futbolista malagueño: un traje en color tabaco y solapa en punta de lanza que, en opinión de la novia, tiene un toque vintage que se adapta perfectamente al enclave de estilo finisecular elegido para la celebración, en la que Amaury Vergara, dueño del equipo del que Fernando Hierro es director deportivo, y Nena Hudulin, la mejor amiga de la infancia de la periodista, ejercieron de testigos.

Como adelantábamos más arriba, ambos formaban parte de los doce únicos invitados a su ‘sí, quiero’. Los que constituyen su «familia mexicana», las personas más allegadas que allanaron el camino para hacerles más agradable y fácil su vida en México. Sin olvidar tampoco a ‘Chi’, el perrito de Fani, quien acudió a la fiesta vestido de gala y vivió los momentos más emotivos del día acurrucado en su pecho.