La protagonista de ‘Griselda’ habla sobre su nueva serie, la necesidad que tiene de que el público se olvide de Gloria de ‘Modern Family’ y los problemas de la salud que le trajo la preparación del personaje.

Sin lugar a dudas, Sofía Vergara (51) ha comenzado 2024 con el pie derecho. La actriz -que hoy triunfa en Estados Unidos con una marca de cremas made in Cantabria- pasó la Nochevieja con sus amigas, hizo sus maletas y, esta semana, se ha instalado en Madrid para promocionar Griselda, su nueva serie. El domingo, la colombiana cenó junto a algunos ejecutivos de Netflix, el lunes asistió al plató de El Hormiguero y el martes atendió a la prensa en el hotel Four Seasons, donde se mostró muy parlanchina.

Sobre las 11 de la mañana, Vergara se presentó frente a casi 50 periodistas, luciendo más espectacular que nunca. La intérprete llevaba un mono negro, tacones oscuros y una voluminosa melena, que desató decenas de elogios. Sin embargo, Sofía se toma los piropos a la ligera. Es más, se ríe de que tenga la capacidad de verse estupenda y, en otras ocasiones, terrorífica. Y es que en Griselda, la barranquillera interpreta a Griselda Blanco, una conocida narcotraficante… Y su caracterización es, simplemente, alucinante.

El Hormiguero. 

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“Ustedes estaban acostumbrados a verme bonita… Y, claro, en la serie no es así. Me veo muy diferente. Por ejemplo, tuve que aprender a fumar y a meterme coca por la nariz, que son cosas que nunca había hecho. Además, tardaban tres horas en maquillarme y, al finalizar, tardaba una hora en quitarme todo lo que traía encima. Llevaba pelucas, dientes, cejas, nariz. Y si me preguntas, yo no vuelvo a hacerlo. ¡Son solo seis capítulos porque no quería llevar más esa nariz fea!”, comentó con una carcajada.

“Me ponían unos dientes muy feos y se me salían muchas veces los de arriba cuando estaba gritando. Estaba peleando con alguien, amenazando de muerte y, de repente, ¡pum! Se me caían los dientes. Además, el director me hacía hacer escenas muy raras. Como una en la que delineo cosas con un cigarrillo y no me gustaba nada. Yo gritaba, pataleaba, lloraba… ¡Pensaba ‘ojalá que llueva ahora’! Fue horrible”, explicó entre risas. Pese a ello, Sofía está muy contenta con el resultado de la producción.

“A mí me hizo mucha ilusión ser parte de esta serie. Yo vivo en Estados Unidos y tengo una carrera allí, entonces me resulta casi imposible viajar a Colombia o a México para participar en producciones en español. Por eso siempre he tenido esas ganas de trabajar con muchos latinos. Así que con este proyecto he cumplido un sueño”, afirmó, para luego hablar sobre la posibilidad que le dado Griselda de deshacerse un poco de la imagen de “bomba sexy” que suele tener.

“Yo quería que con este personaje la gente se olvidase de Sofía y Gloria de Modern Family. Sé que, en la serie, no me veo exactamente cómo se veía Griselda Blanco en la vida real, porque esto es un programa de televisión. Pero yo aspiraba a que las imágenes de Sofía y Gloria Delgado-Pritchett desaparecieran. Y por eso me ponía un sujetador que me aplastaba el pecho y unos pantalones que me apretaban para que no se me movieran las pompis. ¡No me quería ver caribeña!”, reveló.

“Quise cambiar y lo logré… Pero ahora me arrepiento un poco porque me dañé la espalda. Estuve seis meses caminando jorobada. ¡A los 50 años ya no se puede hacer eso! Un día tuve que faltar al plató porque me quedé tiesa. Y el doctor me dijo ‘si ibas a hacer esto seis meses, tenías que buscar un fisioterapeuta’ y yo le dije ‘¡qué voy a saber yo, si yo no soy actriz de verdad!’. Y ahora cada vez que me siento, me duele. Me he puesto como tres inyecciones”, señaló.

Según Sofía, físicamente, ella se asemeja poco a Blanco. Pero, psicológicamente, sí tienen puntos en común, como la maternidad o el haber tenido que pasar por situaciones socioeconómicas duras en su juventud. “Yo soy madre, como Griselda. Y creo que eso es lo que más me llamó la atención de su historia. Mira: yo crecí en Colombia y conocía todos los nombres de todos los narcos, sabía cómo funcionaba el negocio, pero no sabía que había una mujer que había triunfado en esas condiciones”, indicó.

“Yo sé cómo somos las colombianas: somos mujeres fuertes, que queremos, que protegemos… Y me costó entender que hubiese una mujer que estuviese a la par de los hombres en un negocio tan brutal. Quería entender cómo una mujer que era madre, que crio cuatro hijos, fue capaz de hacer tantas cosas. Y como mujer, como mamá, eso me llamaba mucho la atención. Quería entender cómo una mujer que podía amar tanto podía convertirse en ese monstruo”, explicó.

“Sinceramente, creo que Griselda comenzó con razones y con ilusiones que eran verdaderas. Ella quería sobrevivir y sentía que no tenía más opciones que convertirse en eso, no tenía otra cosa, otro negocio. Ella tenía tres hijos, no tenía un peso… No sé. No digo que todas las que hayamos tenido ese problema tengamos que volvernos monstruos… Pero sí eso nos hace un poquito más duras, más guerreras. ¡Pero a ella se le fue la mano! Y eso hay que aceptarlo”, finalizó.