La casa que alguna vez perteneció a Jenni Rivera, una de las artistas más emblemáticas de la música regional mexicana, ahora tiene un nuevo dueño: el cantante estadounidense Nick Lachey, exintegrante de 98 Degrees y exesposo de Jessica Simpson. La mansión, ubicada en Los Ángeles, fue adquirida por la impresionante suma de 4.15 millones de dólares, según información revelada por el portal TMZ.
Un hogar con historia y elegancia
Construida en 1999, la propiedad cuenta con una extensión de 10,000 metros cuadrados y está diseñada con detalles que reflejan lujo y personalidad. Con siete habitaciones, nueve baños, una alberca con cascada y elegantes pisos de mármol, el lugar es una verdadera joya arquitectónica.
Uno de los aspectos más destacados de la mansión es cómo Jenni Rivera la personalizó durante su vida. La entrada principal del hogar estaba adornada con las iniciales de la “Diva de la Banda”, dejando claro que era más que una casa: era un refugio que reflejaba su esencia y logros.
En las imágenes difundidas, se puede observar una oficina que resguarda algunos de sus más grandes recuerdos, como discos y premios obtenidos a lo largo de su carrera. Este detalle conmueve a los fanáticos, quienes ven en la casa una pieza clave del legado de Jenni.
El cambio de propietario
Tras el fallecimiento de la cantante en 2012, la mansión había permanecido como un lugar simbólico para su familia y fans. Sin embargo, fue puesta a la venta recientemente y, en un giro inesperado, Nick Lachey decidió convertirla en su nuevo hogar.
Lachey, conocido por su carrera musical y participación en reality shows como Love Is Blind, ha expresado en el pasado su gusto por propiedades de estilo único, y esta residencia ciertamente encaja con su estilo de vida. Aunque no se han revelado detalles sobre los planes del cantante con la mansión, el interés por la compra ha generado sorpresa, especialmente entre los seguidores de Jenni Rivera.
Un legado que perdura
Para los fans de la “Gran Señora”, esta noticia trae sentimientos encontrados. Por un lado, la nostalgia de ver un lugar tan emblemático cambiar de propietario, y por otro, la esperanza de que el hogar siga siendo recordado como un símbolo de todo lo que Jenni Rivera logró durante su vida.
La mansión de Los Ángeles no solo es un reflejo del éxito y arduo trabajo de Jenni, sino también una muestra de cómo su legado sigue generando interés y admiración incluso más de una década después de su partida.
