n amor puro. Casi inexplicable. Porque le faltan las palabras. O porque, quizás, no haya ninguna que pueda describir claramente lo que siente. O porque cuando se habla de amor, nítidamente no hay nada. Lo suyo es amor sin mesura, sin límites, sin condiciones… Su niño le sonríe en sus brazos y a Fani Stipkovic le explota el corazón en el pecho. Acaba de convertirse en madre y su bebé no ha podido llegar en mejor momento. De cambios, de retos, de vértigo incluso, pero el mejor… Porque Fani encontró el hombre justo. El hombre que tenía que ser. El padre y el marido. Sí, en este orden. Y si hubiera alguna duda, todas se disipan cuando lo ve interactuar con el pequeñito. Y le canta. Y le pone flamenco… Más enamorada es ya imposible.

El fruto de su amor se llama Nicolás Valentín. ‘Valentín’, porque fue concebido —y auspiciado— por el santo, y ‘Nicolás’, porque… porque fue una revelación. Después, supo del significado del nombre (’el que trae victoria al pueblo’) y para Fernando Hierro no podía ser más acertado, cuando esa fue siempre su motivación como capitán y entrenador de la selección española, con cinco Mundiales a sus espaldas y dos Eurocopas…

—Fani, ¿cómo te sienta el apelativo ‘mamá’?

—¿Cómo fue el parto? ¿Te acompañó Fernando?

© JESÚS CORDERONos cuenta Fani que la llegada de Nicolás Valentín ha sido providencial, especialmente porque su ‘compañero de andanzas’ durante los meses de adaptación a su nueva residencia mexicana en Guadalajara la abandonó tristemente. Lo conocimos en el reportaje de su boda, vestidito de paje: era ‘Chi’, su chihuahua, “mi mayor protector durante el embarazo, y murió una semana antes de dar a luz. Fue muy doloroso. Tuvo un ataque, probablemente, por algo genético. Me rompió el corazón en mil pedacitos. Así que Nicolás también es un sanador para mí”.