La tensión en el ambiente estalló cuando Briggitte y Gala, en medio de una acalorada discusión, se encontraron en la cocina preparando el desayuno. El conflicto entre ellas, que había ido escalando con el tiempo, finalmente alcanzó un punto crítico frente a Arat y Mario, quienes se encontraban tranquilos disfrutando de su café. Los gritos entre Briggitte y Gala se hicieron cada vez más intensos, perturbando no solo a sus compañeros de convivencia, sino también la calma del lugar.

Arat y Mario, cansados de la constante discordia, intervinieron de inmediato. Arat sugirió que ambas se tranquilizaran y arreglaran sus diferencias de manera civilizada, mientras que Mario, visiblemente frustrado, les advirtió que si no cesaban de pelear, habría consecuencias nefastas. La tensión se palpaba en el aire, y la situación se volvió aún más incómoda cuando Mario le recordó a Briggitte que debía respetar el sueño de los demás, una queja que Gala había planteado anteriormente. Gala había señalado que los gritos de Briggitte la habían despertado, y le propuso resolver el conflicto mediante una conversación. Sin embargo, Briggitte se negó a dialogar, lo que solo avivó más el fuego.

La discusión entre Briggitte y Gala giraba en torno al respeto y la convivencia, y cada una parecía tener su propia versión de los hechos. Gala reclamaba que Briggitte no respetaba el sueño de los demás al gritar en la mañana, mientras que Briggitte acusaba a Gala de exagerar y de tratar de imponer sus propias reglas sin tener en cuenta a los demás. La situación se tornó caótica, con ambas partes insistiendo en que su posición era la correcta, y sin llegar a ningún tipo de acuerdo.

Mario, visiblemente agotado por la situación, les pidió que se calmaran. Su intervención fue clara: les advirtió que si continuaban con esa actitud, las consecuencias podrían ser severas. A pesar de su intento de mediar, la discusión continuó durante un tiempo, con ambas partes tratando de imponer su punto de vista y sin lograr una resolución clara. El ambiente en la cocina seguía siendo tenso, y la falta de comunicación y respeto mutuo parecía ser el principal obstáculo para resolver el conflicto.

Finalmente, la discusión se calmó, pero el malestar persistió. La intervención de Mario y Arat no logró erradicar la tensión de manera definitiva, y el ambiente en el hogar seguía siendo incómodo. La falta de respeto y la dificultad para encontrar un punto de acuerdo reflejaron las profundas divisiones entre Briggitte y Gala, y dejaron en evidencia la necesidad de una comunicación más efectiva y respetuosa entre todos los miembros del grupo.