Compañera de vida del cantante desde hace tres décadas y administradora de todas sus empresas españolas, ambos están pasando alejados este verano.

Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger. /gtres

Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger. / gtres

Si hay un calificativo que describe a la perfección a la exmodelo holandesa Miranda Rijnsburger es el de discreta. Poco amiga a conceder entrevistas y envuelta desde siempre en un halo de misterio, la podríamos considerar como la antítesis de la primera esposa de Julio Iglesias, Isabel Preysler . Ya han pasado más de treinta años desde que Miranda y Julio coincidieran en un aeropuerto en Yakarta y saltara la chispa entre ambos y catorce desde que decidieran darse el ‘sí, quiero’ en secreto, y su relación sigue fuerte contra viento y marea.

Porque la suya es una relación muy particular. Para empezar, desde hace unos años, el matrimonio vive en casas separadas. Ella reside en Miami, en la casa de Indian Creek, con los cinco hijos de la pareja : Miguel Alejandro, Rodrigo, las gemelas Victoria y Cristina y Guillermo. El cantante, en cambio, se ha afincado en su residencia de Punta Cana, en la República Dominicana, por razones de salud y trabajo. Julio alterna temporadas en ambas casas y su matrimonio rebosa una solidez que en otros casos levantaría comprensibles suspicacias.

Este verano también lo están viviendo por separado el artista y el resto de su familia. Mientras Julio Iglesias continúa en su paraíso tropical, Miranda y sus hijos han viajado a España para instalarse en su habitual refugio estival: las Cuatro Lunas . Esta es la suntuosa finca familiar de los Iglesias muy cerca de Marbella.

Unas vacaciones con la máxima privacidad

Ubicada en un entorno privilegiado en las colinas de la turística ciudad de la Costa del Sol, la casa cuenta con comodidades al alcance de muy pocos como dos helipuertos, tres piscinas y varias casas tipo bungalow además del edificio principal, donde destaca la espectacular suite de 400 m2 donde el matrimonio pasó su noche de bodas. Allí Miranda Rijnsburger disfruta de una total privacidad junto a los suyos, mientras recibe a amistades como Paloma Cuevas o Luis Alfonso de Borbón y su esposa, Margarita Vargas.

Miranda y su hija, en Marbella.

Miranda y su hija, en Marbella. / gtres

La holandesa no es amiga de dejarse de ver en saraos y alfombras rojas, pero este verano ha hecho alguna excepción. Así, la acabamos de ver junto a su hija Cristina asistiendo en un palco VIP al concierto de Sebastián Yatra en el festival Starlite de Marbella. Curiosamente, el artista y la joven desataron rumores de una relación sentimental al coincidir en este mismo escenario hace seis años.

Y mientras tanto, ¿a qué se dedica Julio Iglesias? Descartados ya los rumores de mala salud que le perseguían estos últimos años, el cantante se encuentra enfrascado ahora mismo en la preparación de un proyecto muy especial. Es en Punta Cana donde ultima los detalles del biopic sobre su vida que se emitirá próximamente en Netflix. Según fuentes de su entorno que cita ‘Vanitatis’, el artista está de momento «muy sorprendido por la calidad de lo que se le ha mostrado» y »tiene muchas ganas de saber qué actor le interpretará». ¿Volverá a recuperar Miguel Ángel Muñoz el papel que ya interpretó en la serie sobre Miguel Bosé ?

Los misterios del pasado de Miranda Rijnsburger

Instalada ahora en un relativo anonimato mientras dirige la totalidad del emporio empresarial de Julio Iglesias en nuestro país, la vida de Miranda Rijnsburger esconde capítulos sorprendentes y con tintes también trágicos. Hija de un marinero mercante que falleció muy joven, poco antes de que ella conociera a su futuro esposo, su madre era curiosamente una gran fan del cantante español.

Miranda Rijnsburger en una imagen de las redes de su hija Cristina.

Miranda Rijnsburger en una imagen de las redes de su hija Cristina. / @cristinaiglesiasr

Miranda había dejado su trabajo en una empresa de recursos humanos en Róterdam para probar suerte como modelo. Tenía 24 años y para entonces había sobrevivido a un grave accidente que a punto estuvo de costarle la vida. Fue esquiando en Alemania cuando sufrió una caída que le causó la fractura de una vértebra. Necesitó seis meses de rehabilitación para recuperarse por completo. Un paralelismo notable con la vida de su marido, que también fue víctima de un accidente de tráfico que casi lo dejó paralítico y puso punto y final a su prometedora carrera en el Real Madrid.

No llevaba un año de carrera como modelo cuando ocurrió su célebre encuentro con el que sería su esposo en aquel aeropuerto indonesio. «Lo vi rodeado de mujeres y pensé que alguna de ellas era su esposa. No estaba al tanto de su vida personal. Se acercó y me propuso que fuese a verlo cantar esa noche. Tuve dudas. Yo sabía quién era, aunque lo desconocía todo acerca de su vida personal. Me lo pensé y finalmente accedí», relataba la holandesa a ‘Vanity Fair’ en una de sus escasas entrevistas.

El cantante la invitó entonces a acompañarle en su gira por Asia. Ella accedió y desde entonces no se han separado. Miranda se ha convertido en el refugio de la agitada vida del cantante, eligiendo siempre mantener los detalles de su vida personal y familiar en la intimidad. Todo mientras sigue haciendo gala de ser una de las mujeres más elegantes del panorama nacional, gracias a su envidiable figura, un estilo clásico y atemporal y un acertado uso del lujo minimalista.