La actriz Blake Lively ha denunciado un ambiente hostil durante el rodaje de Romper el círculo y ha acusado a su excompañero de reparto y director de película Justin Baldoni de haber llevado a cabo una campaña pública para dañar su reputación.

Desde que Romper el círculo se estrenase en las pantallas de todo el mundo el pasado mes de agosto, la película —y sus protagonistas, Blake Lively y Justin Baldoni— han sido objeto de tensas polémicas y opacos rumores. Desde la existencia de una mala relación entre ambos, hasta la dividida manera de promocionar una producción que, sin ser esto ningún tipo de spoiler, trata sobre una historia de violencia de género. Mientras Baldoni, actor y director del filme, optó por enfocar sus entrevistas promocionales desde el punto de vista de las víctimas; la adorada estrella de Gossip Girl destacó por ser la imagen de una campaña cubierta de flores y looks temáticos. Esta disparidad en el tratamiento de un tema tan delicado supuso gran indignación entre el público general, que no dudó en cancelar abiertamente el comportamiento de Lively. Sin embargo, nuevas informaciones podrían demostrar que el control de la narrativa fue erróneo desde el principio.

Ahora, Blake Lively ha roto su silencio con una denuncia formal presentada ante el Departamento de Derechos Civiles de California en la que acusa a Baldoni de acoso sexual y difamación. En el documento legal, Lively describe un ambiente de trabajo tóxico durante el rodaje de la película que la obligó a solicitar una reunión con el equipo de producción en la que su marido, Ryan Reynolds, también estuvo presente. Entre las demandas presentadas en aquel encuentro según el diario The Guardian, Lively exigió que “no se le mostraran más vídeos o imágenes de mujeres desnudas”, que Baldoni dejara de hacer comentarios sobre el peso de la actriz y que no mencionara más su “supuesta adicción a la pornografía” o sus “conquistas sexuales frente a Lively”.

La denuncia también ha afirmado que la actriz se vio obligada a exigir que no se le pidiera añadir más escenas de sexo fuera de las aprobadas cuando firmó el proyecto. A pesar de que estas demandas fueron aceptadas por el estudio, Lively asegura que que Baldoni y su compañía de producción, Wayfarer Studios, emprendieron una campaña para destruir su imagen pública. Según el documento, esta supuesta estrategia incluía la difusión de teorías conspiranoicas en foros online, publicaciones en redes sociales y artículos en medios de comunicación para manchar la reputación de la actriz. Unos mensajes de texto obtenidos como evidencia por la demandante y recogidos por The New York Times muestran a la experta en gestión de crisis Melissa Nathan afirmando al publicista de Baldoni: “Sabes que podemos enterrar a cualquiera”.

Mientras tanto, Baldoni ha negado rotundamente las acusaciones a través de su abogado, calificándolas de “graves y categóricamente falsas”, tal y como recoge The Guardian. Su equipo legal ha argumentado que la denuncia es un intento de Lively por “arreglar su reputación negativa”, la cual, según ellos, se originó por sus propias acciones durante la campaña promocional de la película. Frente a esto, la actriz declaró para el diario neoyorquino: “Espero que mi acción legal ayude a descorrer el telón de estas siniestras tácticas de represalia para perjudicar a las personas que denuncian conductas indebidas y ayude a proteger a otros que puedan ser objeto de ellas”. Unas declaraciones que han avivado aún más el debate en redes sociales, donde la polarización y los juicios públicos marcan la orden del día.