Frida Sofía asegura que pese a todo, perdona a su mamá, Alejandra Guzmán

A lo largo de los últimos años, la modelo y empresaria mexicana Frida Sofía ha enfrentado un torbellino de controversias y conflictos familiares. La tensa relación con su madre, Alejandra Guzmán, y su abuelo, Enrique Guzmán, sigue sin resolverse, y la reconciliación parece lejana, incluso después de tres años de distanciamiento. Según informes, Frida Sofía ha confirmado que presentó una denuncia penal contra su abuelo, acusándolo de abuso, y ahora, a sus 32 años, decide romper su silencio, compartir su historia y las pruebas que la respaldan, dejando a muchos atónitos.

La ruptura con su madre: un doloroso distanciamiento

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La ruptura entre Frida Sofía y su madre Alejandra Guzmán es profunda, y la última crisis ha sido especialmente intensa. Han pasado tres años desde que madre e hija se hablaron por última vez. Este tiempo separado ha sido, según Frida, un “renacer”, un proceso de reflexión y autoconocimiento que la ha llevado a comparar las dificultades emocionales que vivió con las contracciones de un embarazo, esas emociones que pueden afectar la percepción pública de una persona.

Frida es plenamente consciente de que estas luchas personales pueden haber sacudido la manera en que los demás la ven, y reconoce que sus palabras a veces pueden ser directas y provocar malentendidos. Sin embargo, sostiene que nunca ha tenido la intención de dañar a nadie y que, aunque sus emociones no siempre han sido fáciles de controlar, ha aprendido a vivir con ellas, siguiendo el consejo de su madrina, la legendaria María Félix: “Tus emociones, si no aprendes a controlarlas, te devorarán.”

Un pasado marcado por el trauma

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Frida Sofía es consciente de las cicatrices emocionales que lleva consigo, algunas de ellas aún abiertas, como la distancia con su madre, y otras que parecían sanar pero se reabren con facilidad. Entre los recuerdos dolorosos de su infancia se encuentra el segundo intento de secuestro que sufrió a una edad temprana, un hecho traumático que la marcó profundamente. Frida era apenas una niña cuando, a la edad de 5 o 6 años, sintió por primera vez la amenaza de la violencia. Un golpe de machete que sufrió como parte de este intento de secuestro dejó marcas duraderas en su vida.

Frida había vivido en una burbuja de protección, perteneciente a una familia famosa y adinerada, lo que le dio una visión de la vida bastante distorsionada. Aunque su madre la inscribió en clases de música y ballet desde muy joven, siempre con la esperanza de que se convirtiera en una mujer exitosa y multifacética, Frida sentía una conexión profunda con el mundo del espectáculo, particularmente con su madre, quien brillaba sobre el escenario. No fue hasta los 12 años cuando comenzó a sentir que su destino la impulsaba hacia el entretenimiento, aunque también las dificultades de su vida personal la llevaron a cuestionarse su camino.

El impacto de un ambiente familiar conflictivo

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Frida vivió bajo la mirada del público desde su nacimiento, y con ello llegó un peso emocional que no muchos pueden comprender. Su madre, la cantante Alejandra Guzmán, tenía una carrera exitosa, pero también una vida personal tumultuosa, marcada por múltiples relaciones fallidas y problemas con el alcohol. A lo largo de su infancia, Frida tuvo que enfrentarse a situaciones difíciles, como la falta de estabilidad familiar y las constantes amenazas de secuestro, lo que llevó a su madre a tomar medidas de seguridad extremas, como enviar a Frida a un internado en Connecticut.

La vida en el internado, aunque desafiante, le ofreció a Frida una sensación de pertenencia que nunca había experimentado en su hogar. Pasó de ser la hija de la famosa cantante, a ser una adolescente que buscaba su propio camino, rodeada de personas que no conocían su historia ni su apellido.

La crisis en 2018 y la ruptura con su madre

A pesar de sus logros y momentos de éxito, la relación entre madre e hija se fue deteriorando con el tiempo. A finales de 2018, las fotos y publicaciones en Instagram que solían mostrar a Frida y Alejandra compartiendo momentos felices empezaron a desaparecer. La ruptura entre ellas no fue inmediata, pero fue un proceso sutil que gradualmente se intensificó hasta llegar a la tormenta que vivieron este año.

Frida comenzó a expresar sus frustraciones públicamente, dirigiendo sus mensajes a figuras cercanas de la familia, como su prima Michelle Salas y su tía Silvia Pasquel, a quienes acusó de no estar a su lado cuando más las necesitaba. La razón principal de la crisis, según Frida, fue un incidente relacionado con su exnovio Cristian Estrada, lo que le causó un gran dolor y un distanciamiento irreparable.

En busca de la paz y la reconciliación

Frida Sofía, en sus declaraciones recientes, ha revelado que ha perdonado a sí misma, pero no ha podido perdonar a su madre por el dolor que le causó. Aunque ella sigue trabajando en sus propios problemas emocionales, mantiene la esperanza de que algún día ambas puedan sentarse juntas, con un mediador, para resolver las tensiones que las separan.

Frida también aclaró las falsas acusaciones que surgieron sobre su salud mental, como la afirmación de que padecía un trastorno límite de la personalidad. En su declaración, desmintió esta versión y aseguró que, si bien ha tenido que lidiar con el trastorno de estrés postraumático (TEPT) como resultado de los traumas sufridos en su niñez, no tiene nada de malo pedir ayuda profesional.

Un futuro sin arrepentimientos

Aunque la vida de Frida Sofía ha estado marcada por la tragedia, el conflicto familiar y el dolor, hoy en día sigue adelante con sus propios negocios y con la intención de sanar y reconstruir su vida. Dirige dos empresas, Frida G Corp y Frida Fitness, y ha tomado las riendas de su vida, buscando, ante todo, la paz interior y la resolución de sus propios conflictos. La relación con su madre sigue siendo una herida abierta, pero Frida ha decidido que, a pesar de todo lo ocurrido, no se arrepiente de sus decisiones y está dispuesta a seguir luchando por su bienestar emocional.

Esta es la historia de Frida Sofía, una mujer que, a pesar de los pesares, sigue buscando un futuro mejor, libre de las sombras de su pasado.