En una reciente confesión que ha sacudido a la industria de la música, Christian Nodal reveló que se tatuó la cara con la intención de volverse menos atractivo y, en consecuencia, desagradar a quienes se interesaran en él. Según Nodal, su decisión fue un acto de rebeldía, un grito de independencia frente a lo que él percibe como intentos de censura y presión social.

El artista explicó: “Lo hice por rebelión. Sentía que querían censurarme, como ‘voy a ser como un Don Vincent’. Quería que la gente me deseara menos para que quien me quisiera lo hiciera por mi música y no por algo más superficial.” Esta declaración ha generado una ola de reacciones, dividiendo a los seguidores y detractores de Nodal.

El hecho de alterar su apariencia física para influir en la percepción pública plantea la pregunta de si esta medida extrema es una estrategia para asegurar que su talento musical sea el único atractivo para sus admiradores, o simplemente un acto de desafío hacia las expectativas externas.