Miguel Aceves Mejía, uno de los grandes exponentes de la música ranchera, nació el 15 de noviembre de 1915 en Chihuahua, aunque algunos registros indican que realmente vino al mundo en El Paso, Texas. Hijo de un padre ferroviario y una madre originaria de Jalisco, su vida estuvo marcada por la tragedia desde una edad temprana, ya que perdió a su padre cuando apenas tenía cuatro años. Esto lo llevó a trabajar desde joven para apoyar a su familia, desempeñándose en oficios como vendedor de periódicos y más tarde, como mecánico.
Su pasión por la música comenzó desde su niñez, cuando escuchaba a los mariachis y soñaba con seguirlos por las calles. Pronto, su talento para cantar comenzó a destacar, y a pesar de sus dificultades con la tartamudez, nunca dejó de perseguir su sueño. A los 23 años, su vida dio un giro cuando ganó un concurso de canto, lo que le permitió mudarse a Monterrey y unirse al trío Los Porteños, con el que dio sus primeros pasos en la música profesional.
En 1940, Aceves Mejía llegó a Ciudad de México, donde luchó por entrar a la radiodifusora XEW, y comenzó a interpretar géneros más allá de la música ranchera, como boleros y ritmos afrocubanos. Sin embargo, fue en 1948 cuando se dedicó exclusivamente al género ranchero, participando en 60 películas y grabando más de mil canciones a lo largo de su carrera. Conocido como el “Rey del Falsete”, su voz vibrante y única lo convirtió en una de las figuras más representativas de la música tradicional mexicana.
Su legado musical incluye éxitos como “La Malagueña” y “El Jinete”, y fue uno de los primeros en dar a conocer al legendario José Alfredo Jiménez. Además, contribuyó al auge de la canción ranchera en la década de 1950, al lado de otros grandes como Rubén Fuentes. A lo largo de su vida, Aceves Mejía se ganó el reconocimiento por su impecable técnica vocal y su capacidad para interpretar las canciones de México con un estilo único.
A pesar de su éxito en la música y el cine, Miguel Aceves Mejía no alcanzó la misma mitificación que otros íconos de la época de oro de la música ranchera, como Pedro Infante o Jorge Negrete. Su nombre pasó a un segundo plano, a pesar de haber dejado un vasto legado que marcó a generaciones de artistas y fanáticos.
Miguel Aceves Mejía vivió una larga vida, pero su salud se deterioró a medida que envejecía. El 6 de noviembre de 2006, a la edad de 90 años, falleció en el Hospital Santa Elena en la Ciudad de México, después de una larga lucha contra la desnutrición y una neumonía. Su partida marcó el fin de una era en la música ranchera, dejando un vacío que aún se siente en el corazón de México.
Hoy, su legado sigue vivo en cada acorde de guitarra que resuena en los escenarios, y en cada canción ranchera que se canta en los rincones de Méxicotra
