Fernando Valenzuela, el mítico lanzador mexicano, falleció el pasado 22 de octubre de 2024 debido a complicaciones hepáticas. Su partida ha dejado un vacío profundo no solo en el béisbol, sino en los corazones de millones de personas que lo vieron brillar tanto en México como en Estados Unidos. Valenzuela fue un símbolo de perseverancia, humildad y orgullo latino, un guerrero que nunca dejó de luchar, ni en el campo ni en los momentos más difíciles de su vida.
A un mes de su fallecimiento, su esposa rompió el silencio para compartir detalles íntimos y conmovedores sobre la vida del hombre que trascendió los límites del deporte. Recordó cómo Fernando, desde su niñez en un pequeño pueblo de Sonora, soñaba con el béisbol mientras otros niños jugaban al fútbol. Siempre trabajando en el campo con sus padres, Fernando aprovechaba cada oportunidad para practicar lanzamientos, sin importar si alguien lo acompañaba o no. Este esfuerzo y dedicación no pasaron desapercibidos, y con el tiempo, su talento fue descubierto por los Dodgers de Los Ángeles, donde su carrera despegó a niveles inimaginables.
Valenzuela no solo se destacó por su destreza en el montículo, sino por la conexión que sentía con su comunidad. Cuando llegó a Los Ángeles, no solo llegó con su increíble habilidad para lanzar, sino con una humildad que nunca perdió. “Cada lanzamiento era un tributo a mi origen”, dijo en varias ocasiones, recordando con cariño sus días en el campo polvoriento de Sonora.
Fernando se convirtió en un ícono, especialmente en su primera temporada de 1981, cuando, sin previo aviso, fue llamado a lanzar y llevó a los Dodgers a la Serie Mundial, cumpliendo su sueño más grande: ser campeón. La “Fernando-Manía” se desató en todo Los Ángeles, donde la gente lo veía como uno de los suyos. Pero, más allá de sus logros en el campo, lo que lo hacía verdaderamente especial era su capacidad para inspirar a toda una generación de jóvenes latinos, quienes veían en él un reflejo de sus propios sueños.
A lo largo de su carrera, Valenzuela no solo dejó una huella en el béisbol, sino que también luchó por mejorar las condiciones de los jugadores latinos. Su legado va más allá de sus estadísticas; es un símbolo de esperanza para todos aquellos que soñaban con llegar a las Grandes Ligas, demostrando que no existen barreras cuando se tiene pasión y determinación.
Aunque su tiempo como jugador llegó a su fin en 1997, Fernando no se apartó del béisbol. Regresó como comentarista y embajador de los Dodgers, manteniendo su conexión con el deporte y con la comunidad latina. En 2019, el equipo retiró su número 34, un homenaje a un hombre que no solo cambió el béisbol, sino que también dejó una marca imborrable en la cultura latina.
El 22 de octubre, cuando Fernando falleció, su familia y amigos cercanos estuvieron a su lado. En sus últimos momentos, mostró la serenidad y fortaleza que siempre lo caracterizó. Fernando Valenzuela dio todo lo que tenía, no solo en el campo de juego, sino también en la vida, demostrando que los sueños, por lejanos que parezcan, son posibles.
Hoy, recordamos a Fernando Valenzuela, no solo como un gran deportista, sino como un hombre cuya vida fue un testimonio de lucha, pasión y perseverancia. Su legado sigue vivo, tanto en el campo de béisbol como en los corazones de quienes nunca olvidarán a la leyenda, al amigo, al humilde Fernando Valenzuelatrang.