La Trágica Muerte de la Voz Más Dulce de la Historia
El dúo de los Carpenters se destacó por su música suave y tranquilizadora, la cual se convirtió en un refugio para muchas personas en medio de las tensiones de la crisis de Vietnam y el escándalo de Watergate. En un contexto cultural marcado por las drogas y la desilusión, Karen Carpenter y su hermano Richard parecían personificar un nuevo tipo de sueño americano. Las canciones que cantaban hablaban de amor y esperanza, y fue sin duda la dulce voz de Karen la que los catapultó a la fama mundial.
Pero lo que muchos no sabían es que detrás de esa imagen de éxito y perfección, Karen estaba luchando contra una enfermedad que la consumía lenta pero inexorablemente: la anorexia nerviosa. Su vida se fue desmoronando mientras su salud se deterioraba rápidamente. A los 32 años, pesaba solo 37 kg y su cuerpo estaba al borde de la muerte.
Karen comenzó a tomar medicamentos para provocar el vómito, creyendo que esto la ayudaría a mantener su figura. Lo que no sabía era que el uso prolongado de estos fármacos sería tóxico para su cuerpo. Su salud se deterioró tanto que tuvo que ser internada en el hospital Lenox Hill de Manhattan para recibir atención médica, pero a pesar de su estado grave, insistió en que le dieran el alta.
En ese tiempo, Karen también enfrentaba problemas en su vida personal, incluyendo un matrimonio que no la hacía feliz. Ya había comenzado los trámites para el divorcio, y la noche antes de firmar la separación, se quedó en la casa de sus padres. Durante esa cena, Karen miró a su madre, le dijo que la amaba y luego se retiró a su habitación. Al día siguiente, cuando su madre fue a buscarla, descubrió su trágico destino.
La Historia de Karen Carpenter
Karen Anne Carpenter nació el 2 de marzo de 1950 en New Haven, Connecticut, hija de Harold y Agnes Carpenter. Desde pequeña, Karen demostró que tenía inclinaciones musicales y, a pesar de no ser una excelente estudiante, se volcó en la música. Aprendió a tocar la batería, un instrumento poco común para una niña en esa época, y rápidamente se destacó.
A los 16 años, su hermano Richard formó la banda “Richard Carpenter Trio”, y Karen se unió a él como baterista y vocalista. En 1966, el grupo participó en una competencia de bandas en Hollywood, la cual ganaron, lo que les permitió firmar un contrato con RCA Records. Aunque algunas de sus grabaciones iniciales se perdieron en un incendio, en 1969 firmaron con A&M Records, una de las discográficas más importantes de la época.
Su primer gran éxito llegó en 1970 con la canción “(They Long to Be) Close to You”, que alcanzó el número uno en las listas de Billboard y marcó el comienzo de su carrera estelar. A lo largo de los años, los Carpenters cosecharon éxito tras éxito, siendo Karen el alma de la banda con su cálida y distintiva voz. Sin embargo, durante este tiempo, comenzaron a surgir comentarios hirientes sobre su figura. Se le llamaba “rellenita” o “gordita”, lo cual afectó profundamente su autoestima.
La Enfermedad que la Consumió
En 1973, Karen comenzó a preocuparse por su figura y, al ver fotos de sus conciertos, notó que su barriga sobresalía demasiado. Fue entonces cuando decidió empezar a hacer ejercicio y a seguir una dieta muy estricta. Con el tiempo, su relación con la comida se volvió cada vez más obsesiva. Aquellos que la acompañaban en sus giras notaron que Karen comía muy poco, lo que los preocupó.
A medida que pasaban los años, Karen fue perdiendo peso de manera alarmante. En 1975, ya pesaba solo 40 kg, y su salud comenzó a resentirse. Aunque algunos pensaron que sufría de cáncer, la verdad era mucho más sombría: Karen padecía de anorexia nerviosa, una enfermedad que en ese entonces no era tan conocida.
En 1975, Karen fue hospitalizada durante una gira por su extrema debilidad, y los conciertos fueron cancelados. Estuvo fuera del escenario por más de un año, y aunque en un principio parecía haber mejorado, la enfermedad seguía siendo una sombra que la acompañaba constantemente. En 1977, después de años de dietas extremas y comportamientos autodestructivos, Karen pasó por un tratamiento de psicoterapia, pero su recuperación parecía estar fuera de su alcance.
La Trágica Muerte de Karen
En 1983, luego de una breve mejora en su salud y tras un corto período de felicidad, Karen se encontraba nuevamente en un estado crítico. El 4 de febrero de ese año, su madre, Agnes, fue a visitarla a su habitación, donde descubrió su cuerpo sin vida. Tenía 32 años y su peso era de solo 37 kg. La autopsia reveló que la causa de su muerte fue una insuficiencia cardíaca derivada de su anorexia. Además, se encontraron rastros de jarabe de ipecacuana en su sangre, una sustancia que se usa para inducir el vómito, y que había tomado en exceso durante años.
La noticia de su muerte conmocionó al mundo, y miles de fanáticos acudieron a su funeral. El legado de Karen Carpenter, tanto como cantante como baterista, quedó marcado para siempre en la historia de la música. Su voz, única e inconfundible, siguió viva a través de sus canciones, que continúan siendo escuchadas y amadas por generaciones.
Un Legado Póstumo
Aunque Karen falleció joven, su música y su lucha contra la anorexia nerviosa dejaron una huella profunda en la cultura popular. En 1996, 13 años después de su muerte, su hermano Richard autorizó el lanzamiento de su disco solista, que había quedado inédito en vida de Karen. Este álbum, junto con los discos de los Carpenters, sigue siendo un testimonio de su talento.
El mundo conoció la anorexia nerviosa gracias a la tragedia de Karen, y su historia ayudó a dar visibilidad a una enfermedad que afecta a muchas personas en silencio. Hoy, su música sigue siendo un refugio para quienes buscan consuelo, y su historia sirve como un recordatorio de los peligros de la obsesión con la imagen y de la importancia de buscar ayuda cuando más se necesita.
Karen Carpenter dejó de brillar demasiado pronto, pero su luz sigue siendo eterna a través de su música. La voz más dulce de la historia continúa siendo una inspiración para millones de personas, y su legado sigue vivo en cada nota que tocó y cantó.