El legado de Eleazar García, cariñosamente conocido como “Chelelo”, sigue vivo en la memoria del cine mexicano, incluso 25 años después de su fallecimiento. Este notable actor no solo dejó una huella en la pantalla grande, sino que también enfrentó tragedias personales que marcaron su vida y la de su familia.

Nacido el 28 de septiembre de 1924 en Ciudad Mier, Tamaulipas, García mostró su pasión por la actuación desde temprana edad, realizando funciones de marionetas en su patio trasero. Su carrera despegó en la década de 1960, cuando debutó en el cine y se convirtió en un pilar del entretenimiento mexicano, protagonizando aproximadamente 150 películas. Su carisma y talento le ganaron el cariño del público, y su colaboración con Antonio Aguilar fue fundamental para su éxito.

Sin embargo, la vida de Chelelo estuvo marcada por tragedias. Falleció el 24 de agosto de 1999 tras un accidente que le causó una grave lesión en la cabeza. A solo 12 años de su muerte, su hijo Eleazar Lorenzo García Gutiérrez, conocido como Chelelo Junior, también perdió la vida a los 54 años por complicaciones de salud derivadas de diabetes.

Chelelo Junior, aunque siguió los pasos de su padre en el cine, tomó un camino diferente, consolidándose como un villano temido en más de 200 películas. Su carrera prometedora fue truncada por su prematuro fallecimiento, que sumó dolor a la familia.

Además de estas pérdidas, la familia enfrentó más tragedias, incluyendo el fallecimiento de otro hijo, Javier Hugo García, a causa de complicaciones relacionadas con la pandemia de COVID-19.

A pesar de los desafíos y las tragedias, el legado de Eleazar García perdura a través de su vasta obra en el cine y su impacto en la cultura mexicana. Su figura sigue siendo celebrada en Tamaulipas y su historia recuerda el poder del arte para conectar con el público, dejando una huella imborrable en el corazón de muchas generaciones.