A los 74 años, Marieta, la esposa de Leo Dan, ha decidido compartir secretos que hasta ahora habían permanecido ocultos sobre su vida junto al icónico cantante argentino. En un relato lleno de emociones, Marieta abre su corazón y revela aspectos inéditos de la vida de Leo, tocando la fibra más profunda de quienes lo han admirado durante años.
Marieta comienza su relato evocando la tormentosa noche en que Leo nació en Villa Atamiski, un evento que su madre interpretó como el cielo aplaudiendo la llegada de su hijo. Desde entonces, la vida de Leo estuvo marcada por una serie de desafíos y sueños que, desde su infancia, ya lo definían como alguien destinado a la música. A pesar de las dificultades económicas, Leo se presentó en ferias locales para ayudar a su familia, mientras sus canciones comenzaban a nacer en su mente y en su corazón.
En la historia que Marieta cuenta, también se destaca la ardua lucha de Leo por lograr su sueño de ser cantante. Años de esfuerzo y sacrificio, trabajando en una tienda de zapatos, mientras sus sueños de música se guardaban en un cuaderno rojo que siempre llevaba consigo, fueron la base de su futura carrera.
Uno de los relatos más conmovedores es cuando Leo, enfrentando la enfermedad de su madre, vendió su guitarra para poder costear los medicamentos. En un giro del destino, un admirador generoso le obsequió una guitarra nueva, un regalo que no solo cambió su vida, sino que también lo inspiró a seguir adelante con su música.
En su vida en pareja, Leo y Marieta compartieron momentos cotidianos que se convirtieron en símbolos de su amor inquebrantable. Las mañanas de mate y tostadas, por ejemplo, eran una tradición que nunca faltaba, ni siquiera durante las giras internacionales de Leo. Marieta revela que esos simples momentos de conexión fueron la clave de su amor duradero.
Marieta también desvela facetas menos conocidas de Leo, como su temor a los payasos y su peculiar costumbre de usar camisas azules cuando componía. Además, habla de un espacio secreto en su hogar, donde Leo guardaba cartas de admiradores, un reflejo de su conexión profunda con las personas que lo seguían. Este gesto humaniza aún más la figura del cantante, mostrando su lado más sensible y agradecido.
A través de este testimonio íntimo, Marieta nos ofrece una visión más humana de Leo Dan, un hombre que, más allá de su éxito, mantiene miedos, tradiciones y un amor incondicional por su música y su familia. Un relato que, sin duda, dejará una huella profunda en los corazones de quienes han seguido su carrera.