Pedro Infante, uno de los íconos más grandes de la música ranchera y el cine mexicano, sigue siendo recordado y querido por generaciones de mexicanos y fanáticos internacionales. Su legado no solo radica en su sobresaliente carrera artística, sino también en su trágica muerte y las complejidades de su vida personal. A continuación, te presentamos una línea de tiempo que recorre los momentos más significativos de la vida de Pedro Infante, desde sus primeros éxitos hasta la fatal tragedia que marcó su partida y la huella que dejó en el arte y la cultura.

El Ascenso a la Fama

Pedro Infante nació el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, Sinaloa. Desde joven mostró un talento innato para la música y la actuación, convirtiéndose en una de las figuras más queridas de la “Época de Oro” del cine mexicano. A lo largo de su carrera, participó en más de 60 películas y grabó innumerables éxitos musicales que lo convirtieron en un ídolo popular, no solo en México sino también en varios países de habla hispana.

A lo largo de su carrera, Pedro Infante ofreció escenas memorables y dejó canciones que se han convertido en himnos de la cultura mexicana. Canciones como “Cielito Lindo” y “La Bikina” siguen siendo entonadas por nuevas generaciones. Pedro Infante no solo fue un actor, sino también un hombre que se ganaba el cariño de su público con su sencillez y su carisma. A pesar de su fama, mantenía una vida personal bastante complicada.

El Hombre Detrás del Ídolo

Además de su carrera en el cine y la música, Pedro Infante tenía una gran pasión por los deportes, especialmente por las motocicletas. Era dueño de una Harley Davidson con la que recorría las calles de Mérida durante sus descansos. Sin embargo, fue su vida amorosa la que captó la atención de los medios. Infante fue conocido por su carácter romántico y su relación con varias mujeres, lo que le valió el título de “mujeriego”. A pesar de ello, se decía que Pedro había encontrado finalmente la estabilidad con la actriz Irma Dorantes.

En 1953, Pedro Infante decidió casarse con Irma, pero su vida se vería marcada por un complicado problema legal. La corte había invalidado su primer matrimonio con María Luisa, su esposa anterior, debido a una demanda presentada por ella. Esto generó una situación legal conflictiva que llevó a Pedro a volar a Ciudad de México en una avioneta de urgencia para resolver su situación. La noche antes del trágico accidente, Pedro tenía un acuerdo con su primera esposa para entregarle la mitad de sus ganancias por cualquier contrato laboral, lo que dejaba a Pedro con la libertad de continuar con su vida. Pero la situación se complicó aún más cuando la corte falló a favor de María Luisa, lo que los involucró en un caso de bigamia.

La Tragedia: La Muerte de Pedro Infante

El 15 de abril de 1957, Pedro Infante, junto con el piloto Víctor Manuel Vidal Lorca, subió a bordo de una avioneta para solucionar su problema legal. Sin embargo, las condiciones del avión no eran las mejores. A pesar de que Pedro había alertado sobre la mala distribución de la carga, se ignoraron sus advertencias. El avión despegó a las 7:00 a.m. de Mérida, Yucatán, pero solo alcanzó una altitud de 200 metros antes de desplomarse en una vivienda del centro de la ciudad.

El accidente fue devastador. Los restos de Pedro Infante fueron casi irreconocibles. Su cuerpo quedó reducido a 77 centímetros y pesaba solo 22 kilos. Fue identificado gracias a una pulsera de oro que llevaba en una de sus muñecas y una placa de platino que portaba en la frente. Además de Pedro, perdieron la vida el piloto, el mecánico Mariano Bautista y dos habitantes de la zona.

La Reacción y la Larga Despedida

Tras el trágico suceso, su familia vivió una serie de dificultades relacionadas con la herencia de Pedro Infante. Como no había dejado testamento, su fortuna, que se estimaba en más de 20 millones de pesos, pasó a manos de su apoderado, Antonio Matos. Esto causó un gran conflicto, ya que la familia nunca había anticipado que Pedro había acumulado tal riqueza. Durante el sepelio de Infante, más de 100,000 personas asistieron para rendirle homenaje, lo que hizo que la seguridad fuera prácticamente imposible de controlar, causando desmayos y altercados.

Irma Dorantes, su esposa en ese momento, y María Luisa, su primera esposa, estuvieron presentes en el funeral. Irma tuvo que esperar hasta que María Luisa se retirara antes de poder despedirse de su amado Pedro. El caos durante el sepelio reflejó el profundo amor que el pueblo mexicano sentía por él.

La Herencia y El Legado de Pedro Infante

Aunque Pedro Infante ya no está físicamente entre nosotros, su legado perdura hasta el día de hoy. Sus hijos, como Guadalupe Infante, continúan su trabajo preservando la memoria de su padre a través de eventos culturales. Pedro Infante Jr., por su parte, siguió los pasos de su padre como cantante. La huella de Pedro Infante está viva no solo en la música y el cine, sino también en el corazón de todos los mexicanos.

En 1994, Pedro Infante recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, un reconocimiento a su impacto global. Además, en 2019, Netflix estrenó la película “Caído del cielo”, un homenaje a su vida y carrera. A nivel internacional, el legado de Pedro Infante también se celebró en la película “Coco”, donde su figura aparece como parte de la tradición y cultura mexicana.

La “Inmortalidad” de Pedro Infante

La figura de Pedro Infante sigue viva y continúa inspirando a nuevas generaciones. Gracias a la tecnología, en 1996, el cantante Mijares pudo unir su voz con la de Infante en el álbum Querido amigo, una muestra más de cómo su legado sigue vivo a través de la música. No es raro que se le llame “el inmortal”, pues Pedro Infante sigue siendo un símbolo de la identidad mexicana, representando la autenticidad, el carisma y el amor por la cultura de su país.

Pedro Infante, más allá de su muerte trágica y temprana, sigue siendo una leyenda inmortal en el corazón de los mexicanos y el mundo entero.