La Caída del Emperador de Cartón: Jorge Kawachi

 

El impresionante récord de Jorge Kahwagi como boxeador profesional que ni  Chávez o Márquez pudieron alcanzar | ESTO en línea

 

La historia de Jorge Kawachi es un melodrama bañado en oro falso y salpicado de escándalos. Nacido en cuna de oro, este aspirante a todo –político, boxeador, empresario, estrella de reality– construyó un imperio de cartón sobre cimientos de dinero y controversias. Su vida es un catálogo de excesos y fracasos maquillados con una sonrisa forzada y la negación constante de la realidad.

 

5 FOTOS que muestran el radical cambio físico de Jorge Kahwagi tras dejar  el boxeo | Heraldo Deportes

 

Kawachi, hijo del poderoso empresario Jorge Kawachi Gastine y ligado a figuras como Elba Esther Gordillo, siempre tuvo el camino pavimentado. Se jacta de un currículum impresionante: Licenciado en Derecho, doctor en Administración Pública, diplomas en Derecho Constitucional y cursos de boxeo, artes marciales y defensa personal. Presidente de innumerables instituciones, diputado federal, ¿faltaba algo? Aparentemente, la legitimidad.

Su incursión en el boxeo es la joya de la corona de la farsa. Autoproclamado campeón con un récord impecable, sus victorias huelen a soborno y sus rivales a actores de reparto. La pelea en Filipinas contra Ramón Olivas es legendaria, no por su calidad, sino por su grotesca puesta en escena: un knockout técnico comprado y unos pectorales implantados que gritaban “falsedad” más alto que el público presente.

 

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Su paso por la política es igualmente turbio. De las fiestas en Big Brother mientras era diputado a su destitución como coordinador legislativo por presentarse “en estado inconveniente” a una sesión crucial, Kawachi demostró una falta de respeto por las instituciones y por el pueblo que supuestamente representaba. Su salto entre partidos, del Verde Ecologista a Nueva Alianza, solo refuerza la imagen de un oportunista sin convicciones reales.

Las controversias lo persiguen como una sombra. El altercado con el Cibernético, donde el luchador lo humilló en televisión nacional, es una muestra de la antipatía que generaba en el mundo deportivo. La acusación de violencia doméstica contra Ana Gabriela González, misteriosamente retirada, añade otra capa de oscuridad a su figura. Y las denuncias por lavado de dinero y vínculos con figuras corruptas como Javier Duarte y Emilio Lozoya son la guinda del pastel.

Kawachi niega todo. Se presenta como un hombre hecho a sí mismo, un emprendedor que comenzó con una pequeña tienda de regalos. Pero la evidencia, las anécdotas, los testimonios, lo delatan. Su historia no es la de un triunfador, sino la de un hombre que usó el dinero y la influencia para construir una fachada de éxito, una máscara que se desmorona con cada nuevo escándalo. La triste historia de Jorge Kawachi es la de un emperador de cartón, desnudo ante la mirada pública.