El regreso del príncipe Harry a la familia real británica ha generado un intenso debate en los medios. Su retorno no se debe a simples razones familiares, sino a un propósito más profundo: apoyar a su hermano William en el eventual ascenso al trono. Pero lo que más ha sorprendido es la razón que Harry ha dado sobre su alejamiento inicial de la vida real: el creciente malestar que sintió tras la muerte de su madre, la princesa Diana, y las sospechas sobre las circunstancias que rodearon ese trágico suceso.

 

La muerte de Diana, princesa de Gales, en agosto de 1997, conmocionó al mundo entero. El accidente automovilístico en el túnel del Pont de l’Alma, en París, fue el punto de partida de numerosas teorías de conspiración que han perdurado hasta hoy. Aunque las investigaciones oficiales concluyeron que el accidente fue causado por la imprudencia del conductor Henri Paul, quien estaba bajo la influencia del alcohol, estas conclusiones no fueron aceptadas por muchos, incluyendo al propio Harry. Durante años, el príncipe ha mantenido sus dudas sobre las verdaderas causas detrás del accidente que le arrebató a su madre.

En el pasado, tanto Harry como William han expresado su dolor y frustración por la cobertura mediática y el trato hacia su madre. Sin embargo, mientras William optó por mantenerse dentro de los márgenes de la monarquía, Harry comenzó a cuestionar no solo la vida en la familia real, sino también los eventos que precedieron y siguieron a la muerte de Diana. Según Harry, el entorno real contribuyó al desgaste emocional de su madre, quien en varias ocasiones manifestó sus deseos de alejarse de la monarquía. El accidente, para algunos, parecía ser el trágico resultado de esa presión.

 

El propio Harry ha señalado que su salida de la vida real fue, en parte, una forma de proteger a su familia de un destino similar. Las teorías de conspiración que rodean la muerte de Diana alimentaron su desconfianza hacia la institución. La Operación Paget, investigación llevada a cabo en 2004 para revisar las teorías de conspiración, no logró disipar sus dudas. Aunque se concluyó que el accidente fue simplemente eso, un accidente, la sospecha de Harry sobre un posible encubrimiento o incluso una trama más siniestra nunca se desvaneció por completo.

Ahora, con su regreso, Harry parece estar dispuesto a apoyar a su hermano William, pero con una visión más crítica del rol que ambos desempeñan dentro de la monarquía. Este retorno no solo significa un acercamiento fraternal, sino también una oportunidad para que Harry haga las paces con el pasado. Al mismo tiempo, ha dejado claro que no dejará de buscar respuestas sobre lo que realmente sucedió aquella fatídica noche de 1997. Su regreso podría marcar un nuevo capítulo en la familia real, en el que, lejos de la sumisión ciega, prevalezca una búsqueda de la verdad.

 

En resumen, el retorno de Harry no es un simple gesto de apoyo hacia su hermano William, sino una reafirmación de sus convicciones y de su deseo de desentrañar lo que considera uno de los grandes misterios de la familia real: la muerte de su madre.